La estructura llevaba más de 600 años en funcionamiento.
El puente colgante inca ha llegado a su fin a causa del coronavirus.
Puente colgante inca se acabó por el coronavirus
Las razones por las que el puente colgante inca dejó de funcionar, han sido 100% culpa del coronavirus.
Debido a que, con la cantidad de restricciones impidieron a las comunidades indígenas renovar la paga que lo sostenía. Una estructura histórica que llevaba más de 600 años de historia.
Perú y el mundo entero ha tenido que despedir al último puente colgante inca que existía.
Estructura que se ha desplomado sobre el río Apurímac tras el mal mantenimiento que tenía debido a la pandemia.
Lo que produjo la pandemia fue que no se pudiera renovar correctamente cada año, en una ceremonia patrimonial cultural de la humanidad; en la que se renovaba la paja tejida con la que se sostenía. Como resultado la estructura no ha aguantado más y ha cedido poniéndole fin a su historia.
Las autoridades han sido las encargadas en dar la noticia; justificando que ha sido un achaque por la incidencia de la temperatura de lluvias y por falta de mantenimiento. Lo que más perjudicó al puente ha sido el aplazamiento que tuvo la comunidad indígena, quienes son los protagonistas en la ceremonia de renovación del puente Qeswachaka, ceremonia que se saltaron en junio de 2020 por los contagios registrados. Además, por restricciones del territorio, no les era posible realizarla.
Uso del puente
Habitualmente, el puente cumplía una principal función para los indígenas. Era usado para las reuniones durante tres días que eran planeadas para cambiar las sogas del mismo puente; las cuales estaban tejidas con paja o ichu por las mujeres de la región. No obstante, ellas no hacían parte de la ceremonia. Lo hacían ellos mismos y antes de cambiar cada pieza se encomendaban a los dioses del Ande.
En 2009 declararon su fiesta como patrimonio cultural de la nación y en 2013 como inmaterial de la inmunidad.
Sin embargo, en la actualidad, expertos buscan alguna alternativa que les ayude a reparar lo que ha quedado del puente y así, reconstruirlo para que siga siendo un destino turístico y cultural.
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