La trama empresarial de la cultura se muestra endeble y eso perjudica el mantenimiento del turismo cultural.
La riqueza cultural y artística de España está calificada de primer nivel. Aún así, el turismo cultural sigue siendo una asignatura pendiente para España. El problema: este turismo está sustentado sobre una trama empresarial frágil.
Turismo cultural en España
España es uno de los países con mejor patrimonio cultural del mundo. A sus habitantes les encanta ensalzar la riqueza simbólica que supone la cultura para España. El patrimonio cultural y artístico que posee este país atrajo hacia él 12,6 millones de turistas internacionales en 2018.
Sin embargo, este tipo de turismo está sustentado bajo una trama empresarial endeble (más de 690 mil personas empleadas en industrias culturales, pero con el 30% de trabajadores no asalariados).
La escritora Irene Vallejo cree que «nos olvidamos que detrás de una edificio o pintura existe un complejo tejido industrial formado por editores, galeristas, libreros… que hacen posible esa misteriosa magia». Lo cierto es que si el turismo cultural no vivía su mejor momento, con la crisis del coronavirus se ha agravado aún más.
Tras la pandemia del coronavirus, la recuperación del turismo cultural se prevé lenta. En 2020, se estimaban que un 14,5% de los viajes se realizarían por motivos culturales. Sin embargo, este tipo de turismo está por detrás del turismo de sol y playa o escapadas urbanas.
España, patrimonio de la humanidad
Tras Italia y China, España es el tercer país con más lugares declarados Patrimonio de la Humanidad (43). Lugares únicos en el mundo, como La Alhambra de Granada, los edificios de Gaudí, las Cuevas de Altamira, Córdoba, Cuenca, la catedral de Burgos… hacen de España un lugar único en cuanto a ejemplos de cultura y patrimonio. Además, España posee la región con más bienes culturales del mundo: Castilla y León. Una comunidad que esconde tesoros de todas las épocas históricas en cada rincón.
Esta riqueza cultural que posee España está amenazada. Su sostenimiento se basa en una precariedad superior a la media. Las industrias culturales funcionan mediante profesionales autónomos que no tienen, ni siquiera, acceso a subsidios por desempleo.
«El gasto en cultura se concibe como prescindible», denuncia la Organización Mundial del Turismo. España aportará al Ministerio de Cultura unos 76 millones de euros para un plan de choque tras el parón por la pandemia. Cantidad insuficiente para instituciones como la Alhambra de Granada o la Mezquita de Córdoba que operan sólo con beneficios en taquilla.
Las instituciones culturales sufrirán tiempos duros durante la recuperación, aunque desde los organismos internacionales se insta a fomentar el turismo cultural. Por oferta cultural en España, no será…
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