Una plaga global e invisible está afectando nuestros pulmones y se propaga de manera descontrolada. Un reciente estudio revela que los microplásticos han alcanzado niveles alarmantes y ya se encuentran en los pulmones de todos los mamíferos del mundo, incluso en áreas marinas remotas.
Según nuestra investigación recientemente publicada en la revista PLOS One, los delfines mulares de la Bahía de Sarasota, en Florida, así como de la Bahía de Barataria en Luisiana, están expulsando fibras de microplástico.
Estas diminutas partículas plásticas se han dispersado en todo el planeta: en la tierra, el aire y hasta en las nubes.
Se estima que en los océanos hay alrededor de 170 billones de trozos de microplástico. A nivel mundial, los estudios indican que tanto los seres humanos como los animales están en contacto con microplásticos principalmente a través de la ingesta de alimentos y agua, además de la inhalación.
Nuestra investigación ha encontrado que las partículas de microplástico que los delfines mulares (Tursiops truncatus) exhalan son químicamente similares a las encontradas en los pulmones de los humanos. No está claro todavía si estos delfines tienen una exposición mayor a estos contaminantes en comparación con las personas.
¿De qué manera esto es significativo?
En los humanos, la inhalación de microplásticos puede generar inflamación en los pulmones, lo que podría provocar daños en los tejidos, producción excesiva de moco, neumonía, bronquitis, cicatrices y potencialmente cáncer. Dado que tanto delfines como humanos inhalan partículas plásticas de características semejantes, existe la posibilidad de que los delfines sufran complicaciones pulmonares similares.
Los estudios también apuntan a que los plásticos contienen sustancias químicas que pueden interferir en la reproducción, la salud del corazón y el funcionamiento neurológico en los humanos. Dado que los delfines son mamíferos, es probable que también enfrenten riesgos significativos para su bienestar debido a la presencia de microplásticos.
Los delfines mulares, al ser depredadores en lo alto de la pirámide alimenticia y tener una larga vida, proporcionan a los investigadores una perspectiva sobre cómo los contaminantes afectan los ecosistemas oceánicos y la salud de las personas que residen cerca del mar. Este estudio es crucial, ya que más del 41% de la población mundial se encuentra a menos de 100 kilómetros del litoral.
Aspectos por investigar
Se estima que los océanos albergan billones de partículas plásticas que llegan a través de la escorrentía, aguas residuales, o que se depositan desde el aire. Las olas pueden expulsar estas partículas hacia la atmósfera.
En efecto, la acción de las olas puede liberar anualmente 100.000 toneladas métricas de microplásticos en el aire. Los delfines y otros mamíferos marinos, al respirar en la superficie, podrían estar especialmente expuestos a estos contaminantes.
La presencia de más personas suele implicar una mayor cantidad de plástico, pero respecto a las pequeñas partículas que se encuentran en la atmósfera, esta relación no siempre se mantiene. Los microplásticos aéreos no son exclusivos de zonas urbanizadas; también afectan áreas no desarrolladas.
Nuestro estudio detectó microplásticos en la respiración de delfines que habitan estuarios tanto urbanos como rurales, aunque todavía no hemos determinado si hay diferencias relevantes en la cantidad o el tipo de plásticos entre estos dos entornos.
Cómo llevamos a cabo nuestra investigación
Las muestras de respiración utilizadas en esta investigación fueron obtenidas de delfines nariz de botella salvajes durante evaluaciones de salud que implicaron captura y liberación. Esta labor se realizó en colaboración con diversas instituciones como el Zoológico de Brookfield en Chicago, el Programa de Investigación de Delfines de Sarasota, la Fundación Nacional de Mamíferos Marinos y la Fundación Oceanogràfic.
Durante breves evaluaciones de salud, utilizamos un espirómetro especializado y una placa de Petri para recoger muestras del aliento de los delfines, colocando estos dispositivos sobre su espiráculo. En el laboratorio de un colega, analizamos con un microscopio si había pequeñas partículas que aparentaban ser plástico, observando que eran lisas, de colores vivos o presentaban formas fibrosas.
Para investigar si realmente eran de plástico, empleamos una aguja de soldadura, ya que este material se funde al ser calentado. Nuestro colega también llevó a cabo un análisis adicional mediante espectroscopia Raman, un método que, a través de un láser, provoca una firma estructural que puede compararse con sustancias químicas determinadas.
Los resultados de nuestra investigación revelan la magnitud de la contaminación plástica y la vulnerabilidad de otras especies, incluidos los delfines, a esta problemática. Aunque los efectos de la inhalación de plásticos en el sistema respiratorio de estos animales aún no están claros, es posible que las personas contribuyan a mitigar la situación de microplásticos mediante la reducción de su uso y la prevención de la entrada de plásticos en los océanos.