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Así es el complejo de Electra, el espejo femenino del Edipo en la psicología. Uno de los términos más reconocidos introducidos por Carl Gustav Jung.
Como representante del pensamiento psicodinámico y seguidor de Sigmund Freud, este autor se centró en el desarrollo de la personalidad en las fases iniciales de la infancia.
A partir de este análisis, propuso teorías sobre cómo estos eventos tempranos impactan en el comportamiento y pensamiento de los individuos en su etapa adulta.
El complejo de Electra representa la adaptación que hizo Jung del complejo de Edipo de Freud para las mujeres.
El complejo de Electra es un término acuñado dentro del psicoanálisis para describir la fase en el desarrollo psicosexual de una niña, en la cual siente una atracción hacia su padre y rivalidad con su madre.
Este concepto proviene de la tragedia griega en la que Electra conspira para vengar la muerte de su padre, Agamenón, matando a su madre.
Según esta teoría, el complejo de Electra se resuelve cuando la niña abandona su deseo por su padre.
No obstante, es esencial tener en cuenta que muchos de los conceptos freudianos y junguianos, incluidos el complejo de Edipo y de Electra, son controversiales.
No son universalmente aceptados en la psicología contemporánea.
Se debaten tanto en cuanto a su universalidad como a su relevancia en el desarrollo psicosexual moderno.
Carl Jung sostenía que el lazo afectivo entre una hija y su madre es más profundo que el existente entre un hijo y su padre; por ello, el complejo de Electra tiende a ser menos evidente, dado que el intenso vínculo contrarresta la competencia madre-hija.
Aunque no se detallan fases específicas para el complejo de Electra como tal, se puede hacer un paralelismo con las etapas del complejo de Edipo en las niñas según la teoría freudiana. Estas fases son:
En esta etapa, la niña desarrolla una especial afinidad y atracción hacia su padre y ve a su madre como una rival.
Según la teoría, la niña reconoce que carece de pene, lo que Freud llamó «envidia del pene».
La niña culpa a su madre por esta «carencia» y se siente atraída hacia su padre con la esperanza de obtener uno.
Como resultado del miedo al castigo o represalias (en particular, el miedo a perder el afecto de su madre), la niña comienza a reprimir sus sentimientos hacia su padre y comienza a identificarse más con su madre.
Esta identificación con su madre, según Freud, es la forma en que la niña resuelve su «envidia del pene», reconociendo que puede tener un hijo en el futuro y, por lo tanto, no necesita un pene.
En esta fase, la energía sexual (libido) de la niña se reprime y los conflictos del complejo de Electra/Edipo se ponen en un segundo plano.
Durante este periodo, las niñas suelen interesarse en actividades educativas, hobbies y desarrollar amistades.
Con la llegada de la pubertad, el interés sexual se renueva.
Si los conflictos anteriores han sido resueltos adecuadamente, la joven desarrollará relaciones saludables y una identidad sexual bien definida.
Si no, pueden surgir problemas en sus relaciones futuras.
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