En este artículo te explicamos en qué consiste la depresión navideña, por qué afecta a tantas personas y qué hacer para afrontarla.
Descubre la depresión navideña. Estas fechas, debido a la presión social y a las condiciones adversas por el covid, hacen que muchas personas no puedan gestionar debidamente su salud mental. El tener que convivir con personas con las que no congenias, o tener que aguantar la ideología política contraria a la nuestra de nuestros más cercanos puede generar una impotencia que se acentúa con la Navidad.
Debemos mostrarnos alegres y conformes, pues no debemos hacer que los demás se sientan mal por nuestra presencia. Esta es uno de los errores que cada vez llevan a más personas a descuidar su salud mental impidiéndoles ser felices en unas fechas en las que parece que está prohibido sufrir.
No obstante, la Navidad es un periodo crítico para todas aquellas personas sensibles, pues pueden sentirse como un pez fuera del agua entre unas reuniones familiares que nunca eligieron. Otros, sin embargo, deben permanecer fuera de la familia por motivos económicos, de salud, u otros. Esto genera una desazón que puede volverse crónica con el paso del tiempo, dando lugar a un trastorno depresivo mayor.
Hay quienes pueden llegar a ejercer excesiva presión sobre sí mismos para cumplir con las altas expectativas establecidas. Y esto, en ocasiones, genera tensión y ansiedad. Así lo señala la Asociación Americana de Psicología. También menciona el potencial de los periodos vacacionales o festividades en la creación de estrés adicional en ciertas personas.
Los factores que pueden provocar un empeoramiento del estado de ánimo en esta época incluyen tensiones familiares, soledad, añoranza de tiempos pasados, la lejanía o pérdida de un ser querido. También influyen los problemas preexistentes (como depresión o ansiedad) y las dificultades económicas.
Si los síntomas o sentimientos que se describen duran más de dos semanas, es necesario comentarlo con el médico general. También puedes acudir a un especialista psiquiátrico. Idealmente con un profesional de la salud mental. Sin embargo, se cuentan por millones las personas que tienen un trastorno depresivo y no lo saben porque no pueden permitirse pagar a un especialista. En estos casos, lo mejor es contar con alguien en quien confiemos y hablar con él. Puede servirnos de ayuda algún familiar muy cercano y comprensivo, o algún amigo que sepamos que nos puede entender.
También existen servicios sanitarios, de urgencias y recursos comunitarios para ayudar y mejorar la salud emocional de quienes atraviesan situaciones de este tipo.