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Frente a la propuesta rechazada de regularización y legalización del cannabis muchas personas tienen dudas sobre su compatibilidad con la salud mental.
El Gobierno ha multiplicado por diez en sus Presupuestos el dinero para mejorar la salud mental de los jóvenes. Sin embargo, el Congreso de los Diputados ha debatido sobre la posibilidad dar amparo legal al uso de la marihuana.
En las dos situaciones, las propuestas han recibido bastantes críticas. En cuanto a la inversión en salud mental, porque la mayoría de los partidos la han considerado insuficiente; mientras, respecto a regularizar el uso de la marihuana, el Congreso votó en contra.
PSOE, PP y Vox rechazaron la proposición de ley de Más País —buscaba legalizar el uso integral del cannabis, desde el consumo recreativo hasta el uso medicinal, regular las asociaciones profesionales y el cultivo personal de esta planta— por sus «potenciales efectos psicológicos perjudiciales». En ambas propuestas, precisamente el objetivo es la población más joven.
Los socialistas reprocharon al partido de Íñigo Errejón que quiera legalizar el cannabis al mismo tiempo que defiende la salud mental. Más País abanderó la necesidad de unas políticas públicas más activas para preservar la salud mental de la población, con especial énfasis entre los jóvenes, en los que el consumo regular de marihuana puede causar estragos, según los expertos.
Cuadros psicóticos, dificultades cognitivas o adicción son problemas ligados al consumo regular de cannabis, así como un peor funcionamiento general y un menor bienestar. Estos efectos marcan el día a día de quienes recurren a esta sustancia. Unos 3,2 millones de ciudadanos de entre 15 y 64 años lo consumen de forma habitual en España. Pueden redundar en un desempeño escolar, laboral y social menos efectivo. Además, puede generar una inferior calidad de vida, debido a que la dopamina que genera el THC del cannabis no puede generarla por sí mismo el organismo.
“El área que más nos preocupa a nosotros es la infantojuvenil. Cuando los menores de 18 años consumen cannabis tienen un riesgo incrementado de psicosis, que es la cara más grave de esta sustancia. También hay otros aspectos, como el riesgo de adicción y, por tanto, la búsqueda de la sustancia y el abandono de otras tareas. Eso va a afectar a los niños y adolescentes con síndromes ‘amotivacionales’ y otros trastornos», explica la presidenta de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM), Ana González-Pinto.
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