Después de un largo tiempo de vacaciones volverse a adaptar al estudio o al trabajo no es tarea fácil, algunos lo llaman, depresión postvacacional.
Se nos acabó el verano y retomar nuestra rutina no es nada fácil, según los expertos este estrés o síndrome (que prefieren llamarlo así) puede durar entre 2 a 3 días, pero según sea el caso hasta 21 días puede padecer la persona con los siguientes síntomas que, revelarían que tiene una depresión postvacacional.
Según lo explica en su portal web, la Clínica Universidad de Navarra:
«Lo habitual es padecer a la vuelta de vacaciones un cuadro de debilidad generalizada y astenia. Puede haber problemas de insomnio que conviven con una somnolencia importante a lo largo del día. La capacidad de concentración se ve limitada así como la tolerancia al trabajo.»
Aunque no es considerada una patología, los anteriores son algunos síntomas que la persona puede experimentar después de volver de un periodo prolongado no habitual de descanso.
«El ser humano tiene mucho arte en amargarse la vida. Parece que estemos más diseñados para percibir nuestra realidad de una forma negativa y angustiosa que no de lo contrario. Por ejemplo, si percibes el trabajo como una condena, amenazante y desagradable tendrás más predisposición a sufrir esté síndrome» dice la psicóloga Julia Pascual en su blog.
La psicóloga describe cuatro tipo de personas que son más propensas de sufrir de estrés postvacacional:
El IMF Business School nos da algunos consejos de cómo poder combatir este malestar que la mayoría de personas padece después de playa, sol y arena.
Si se está lejos de casa, los expertos recomiendan volver a ella días antes de retomar la labores. Además de ajustarse al horario de sueño que se dejó antes de empezar las vacaciones.
El primer día de trabajo no se debería pretender entregar todo al día, sino de manera gradual volverse a acomodar a las funciones asignadas.
Además la Clínica Universidad de Navarra sugiere la prevención de este estrés postvacacional.
«El remedio, como ocurre muchas veces, está en prevenir su aparición. En este sentido se pueden intentar diversas medidas. El periodo vacacional permite una libertad que no se tiene en otros periodos del año. Ahora bien, mantener cierto horario nos permitirá que sigamos con un cierto biorritmo» afirma.
También especifíca acudir a un especialista, en dado caso que no se solucione la depresión postvacacional; y el profesional de la salud, será quien le diga qué medicamentos consumir.
«Si a pesar de todo lo anterior se presenta este problema, la ayuda de un especialista puede ser muy importante. Aportará la ayuda necesaria, que en ocasiones podrá ser farmacológica, sobre todo si se presentan problemas de ansiedad o de insomnio. En otros momentos podrá ser recomendable el empleo de antidepresivos».
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