Con los disparos en los contagios por covid en los adolescentes y niños, empiezan a verse los primeros efectos de la enfermedad en los más pequeños.
Con Europa en alerta por la varienta Delta, la más preocupante hasta la fecha para la OMS por la rapidez con la que porovoca que se extiendan los contagios, se comienzan también a triplicar los casos de menores que han enfermado por el covid, demostrando una vez más que el virus no entiende de edad y que es necesario seguir concienciando a la población de su peligrosidad.
Disparados los contagios en menores, ¿cómo afecta a los bebés?
Si bien parece que el riesgo de mortalidad en el caso de esta variente no resulta tan preocupante y la mayoría de personas afectadas, en especial los menores, solo sufren de síntomas leves y se recuperan pronto, el riesgo para la salud sigue existiendo e incluso algún recién nacido ha tenido que ser hospitalizado.
Es el caso de dos bebés en Valencia de menos de un mes que han tenido que ser hospitalizados en el hospital de Alzira y también de otro bebé en Murcia que ya nació contagiado, todos ellos por culpa de un «contacto de origen social». Afortunadamente, su diagóstico es bueno y no corren peligro y sus síntomas más comunes suelen ser un simple dolor de garganta y unos días de fiebre, nada que lleve a los pediatras a pensar que podría derivar en algo más preocupante.
Contagios disparados en menores de 12 años: ¿cuál es su diagnóstico?
Lo que si preocupa algo más a los pediatras, en especial porque no se espera que se empiecen a vacunar hasta septiembre y por las secuelas que puedan acarrear, es en el aumento de casos en menores de 12 años, los cuales ahora mismo parecen estar triplicándose.
Varios menores de 8 años han desarrollado un síndrome inflamatorio que tiene efectos sobre la salud cardíaca y los médicos alertan sobre no bajar la guardia, pues si bien parece que los más pequeños puedan estar concienciados sobre la gravedad de la situación, también resulta extremadamente difícil controlar que siempre lleven la mascarilla puesta o mantenerse alerta de todo lo que tocan o se llevan a la boca. Tanto pequeños como adultos, no se debe olvidar que los menores también enferman y pueden ser transmisores de la enfermedad.