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El parvovirus canino (CPV) es una enfermedad viral que afecta principalmente a los perros cachorros. El virus afecta el sistema digestivo provocando diarrea y enteritis, además de alterar el sistema cardiovascular teniendo como consecuencia, en algunos casos, miocarditis, es decir, inflamación del corazón.
También conocida como «parvo», esta enfermedad no solo puede atacar a perros jóvenes sino también adultos que no estén vacunados. Tiende a propagarse en las células de reproducción más rápidas como las intestinales y los tejidos del sistema inmunológico.
Su primera aparición fue a finales de los años 70, donde hubo una alta tasa de mortalidad en perros causados por este virus, uno de los más pequeños que existe.
Cabe aclarar que los gatos también padecen de esta enfermedad conocida como «parvovirus felino», y es un virus muy contagioso que ataca a cualquier gato de diferente edad, acabando con su vida.
El virus dura incubado aproximadamente entre 4 a 5 días, lo que quiere decir que mata al animal en menos de 10 días. Estos son sus síntomas:
Nota: Esta enfermedad se presenta en perros con una compleja morbilidad y mortalidad.
El parvovirus se transmite vía oral o nasal de un perro contagiado a otro. También a través de las heces o vómito de otro perro o vía intrauterina. Por todo esto se recomienda no sacar a la calle al cachorro y evitar el contacto con animales vulnerables a este virus.
La transmisión del parvovirus es frecuente en lugares públicos, perreras o cualquier otro entorno, siendo muy resistente y adaptable al medio ambiente.
El estado inmune del cachorro afectará a la gravedad de la enfermedad. Su edad y el número de vacunas que le hayan administrado para prevenir el parvovirus será determinante en el actuar del virus.
El examen de sangre y la prueba rápida de antígenos en las heces del animal confirman la aparición de este virus. Durante los primeros 3 a 4 días los resultados pueden ser confusos, por lo que en muchas ocasiones se hace la prueba después de los 8 a 10 para verificar el resultado.
Siendo una enfermedad vírica, no tiene tratamientos específicos, por ende, se combaten los síntomas que produce el parvovirus en los perros.
La rehidratación con suero por vía intravenosa; antibióticos, medicados por un veterinario profesional; transfusión de sangre debido a la que ha perdido por la diarrea o el vómito, son parte del tratamiento para el canino.
El contagio de este virus se puede prevenir:
La vacuna es inyectada cuando el cachorro tiene entre 6 a 8 semanas de vida, pero se debe continuar con su aplicación hasta los cuatro meses. Algunas razas responden satisfactoriamente al tratamiento. Según la facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Cornell de los Estados Unidos:
«El diminuto parvovirus es extraordinariamente resistente. Son capaces de sobrevivir durante meses fuera de un animal, incluso durante el invierno, y son resistentes a la mayoría de los productos de limpieza domésticos. Los perros infectados pueden diseminar una gran cantidad de virus, lo que dificulta la desinfección de un área una vez que ha estado expuesta a un perro infectado. Estos hechos resaltan la importancia de aislar a cualquier perro que esté infectado con CPV de otros perros. Dado que la mayoría de los entornos (incluidos los parques para perros, el césped e incluso las casas) no se limpian con productos desinfectantes con regularidad, un cachorro puede estar expuesto al CPV sin previo aviso, lo que hace que la protección de la vacuna sea aún más importante».
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