La vacuna desarrollada por Oxford, conocida como AstraZeneca, más recientemente Vaxzevria, fue una de las primeras en cobrar protagonismo en la escena. Sin embargo, incluso después de que millones de personas comenzaran a recibirla, las preocupaciones no tardaron surgir. En febrero del 2021, un breve ensayo llevado a cabo en Sudáfrica no logró demostrar que efectivamente es capaz de proteger contra la variante B.1.351 predominante en el país y se detuvieron entonces los planes para el lanzamiento de 1 millón de dosis de la vacuna.
Un mes más tarde, la comunidad médica europea comenzó a notar la aparición de episodios trombos entre personas que habían recibido esta vacuna con una mortalidad de un 20%. La Agencia Europea de Medicamentos concluyó entonces que el suero de AstraZeneca tenía un efecto secundario poco común en el que, combinado con una reducción de plaquetas, aparecían estas trombosis venosas.
Para calcular este riesgo, se utilizaron datos notificados a la base europea de datos de efectos secundarios. Sin embargo, no ha habido suficiente tiempo de seguimiento para determinar si los riesgos serían diferentes después de una segunda dosis.
Como ocurre con muchos análisis, existe todavía mucha incertidumbre derivada de la falta de datos uniformes en toda la UE, retrasos en la notificación de efectos secundarios, posibles efectos secundarios no informados y resultados limitados de estudios de investigación.
En el momento, en diferentes puntos de la UE, se manejan diferentes posibilidades frente a esta problemática. En respuesta, varios países ya han optado por restringir la vacunación con el suero de AstraZeneca ofreciéndolo solo a personas mayores de 60 años y ofreciendo vacunación voluntaria a personas por debajo de esta edad. Entre tanto se discute si el porcentaje de inmunidad desarrollado después de una única dosis de la vacuna de Astrazeneca podría inclusive ser suficiente protección; en varias comunidades ya se ha decidido ampliar el espacio entre las dos aplicaciones hasta unas 12 o 16 semanas mientras se deciden las medidas a tomar. Países como Alemania, Suecia, Finlandia o Francia llevan la delantera optando también por la opción de las Combivacunas, es decir, ofreciendo la posibilidad de combinar la primera dosis de Vaxzevria con una segunda aplicación de otra vacuna, en este caso Pfizer. Mientras que algunos suponen que, al actuar por diferentes mecanismos esta pauta mixta podría ayudar a construir una respuesta inmune más estable, todavía se está a la espera de los resultados de los ensayos clínicos relacionados. En la actualidad, los datos son muy limitados para cambiar las recomendaciones sobre su uso.
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