En la carrera contrarreloj de encontrar una vacuna contra el coronavirus, algunos ensayos se han centrado especialmente en la nariz. Así, por ejemplo, se utilizó el aerosol Taffix en un grupo de judíos ultraortodoxos que asistieron a un evento religioso.
Solo 2 personas de las 83 que lo usaron dieron positivo en COVID.
La razón del éxito reside en la barrera de gel que se crea sobre las fosas nasales, a modo de protección. En este sentido trabaja la Universidad de Columbia, la cual ha probado en hurones un principio activo de lipopéptido.
Por su parte, la Universidad de Lancaster se centra también en bloquear la transmisión.
Asimismo, la farmacéutica Ena Respiratory (radicada en Australia) trabaja con un espray destinado también a mejorar el sistema autoinmune del individuo. Se aplica dos veces por semana y reduce, según lo demostrado en animales de laboratorio, hasta un 96 % el riesgo de padecer la enfermedad.
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