Si se quiere acabar con la pandemia, la OMS calcula que al menos el 70% de la población debería estar vacunada. Los últimos resultados de Pfizer y AstraZeneca son esperanzadores, y algunos expertos afirman que el próximo verano todo volverá a la normalidad.
Aunque es el principio del final, quedan meses muy duros por delante e incluso una tercera ola que superar.
Si las vacunas que están en las últimas fases de prueba son efectivas, gran parte de la población podría estar vacunada en primavera.
La inmunidad que produce la vacuna de Pfizer arroja una enorme esperanza a la comunidad científica. Cuanto antes comiencen las vacunaciones masivas, más vidas se salvarán. Eso sí, aunque las primeras dosis lleguen en Navidad a comienzos de 2021, la propia OMS ya avisaba de que la vacunación masiva no llegará hasta el año que viene o incluso 2022.
La clave para alcanzar la normalidad es que al menos un 70% de la población este vacunada y haga de barrera contra el virus. La Organización indica que el porcentaje ideal sería de un 90 a un 100% de personas vacunadas, aunque reconocen que ese nivel de inmunidad es imposible de alcanzar al menos hasta dentro de uno o dos años.
El hecho de que más de un 40% de españoles no quieran ponerse la vacuna por miedo alarma a las autoridades sanitarias, pero confían en que finalmente ese porcentaje se quede en estadísticas. Y advierten: la vacuna no implica que la pandemia se acabe de forma instantánea. En primer lugar, porque vacunar a todos a la vez es imposible (primero sanitarios y mayores) y porque al menos durante unos meses más nos vamos a enfrentar a picos de contagio y saturación hospitalaria. En Estados Unidos ya hablan de tercera ola porque han superado ya los 140.000 casos diagnosticados cada 24 horas.
Otro punto ventajoso para la salud de la vacuna es que nunca se había puesto tanto empeño y unión entre la comunidad científica para dar con el antídoto en un tiempo récord, y las tecnologías empleadas podrían servir para crear otras vacunas necesarias de cara a otras enfermedades como el VIH o futuras pandemias.
Las candidatas principales a ser las primeras en utilizan el ARN mensajero, y en lugar de introducir una versión debilitado del virus, utilizan moléculas que le dan las instrucciones al cuerpo de cómo crear anticuerpos contra el coronavirus.
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