El acuerdo sobre la tributación del salario mínimo interprofesional genera tensiones en el Gobierno español.
La reciente crisis en el Gobierno español ha puesto de manifiesto las tensiones internas entre las dos vicepresidentas, María Jesús Montero y Yolanda Díaz, en torno a la tributación del salario mínimo interprofesional (SMI). Este conflicto, que se ha prolongado durante semanas, ha culminado en un acuerdo que, aunque parece satisfactorio para ambas partes, ha dejado al descubierto las profundas divisiones dentro de la coalición.
El trasfondo del conflicto
El desencadenante de esta crisis fue la propuesta de eximir a los trabajadores que perciben el SMI del pago del IRPF en 2025. Montero, como ministra de Hacienda, había mantenido una postura firme, argumentando que no había margen para negociar.
Por su parte, Díaz, titular de Trabajo, insistía en la necesidad de garantizar que el SMI alcanzara el 60% del salario medio neto, un compromiso que se había establecido en la Carta Social Europea.
Las conversaciones entre ambas vicepresidentas se intensificaron a medida que se acercaba la fecha límite para presentar los vetos a las proposiciones de ley de otros partidos, lo que aumentó la presión para llegar a un acuerdo. Sin embargo, las negociaciones se tornaron tensas, con acusaciones de falta de voluntad para ceder por parte de ambas partes.
El acuerdo alcanzado
Finalmente, tras largas horas de discusión, se llegó a un acuerdo que establece que los perceptores del SMI no tendrán que tributar en el IRPF en 2025, gracias a una deducción que se aplicará al presentar la declaración de la renta. Este acuerdo, aunque celebrado por algunos como un triunfo, ha sido criticado por otros que consideran que no aborda de manera efectiva las necesidades de los trabajadores.
Montero y Díaz han expresado que este pacto es un paso importante, pero también han dejado claro que las negociaciones no han sido fáciles. La presión interna dentro de sus respectivos partidos ha jugado un papel crucial en la consecución de este acuerdo, con ambos lados sintiendo la necesidad de demostrar fortaleza ante sus bases.
Implicaciones futuras
A pesar de que el acuerdo ha sido alcanzado, las tensiones entre las dos vicepresidentas y sus equipos continúan. La forma en que se ha gestionado esta crisis podría tener repercusiones en futuras negociaciones y en la estabilidad de la coalición. La falta de confianza y la percepción de que cada parte busca capitalizar políticamente los logros podrían complicar la gobernabilidad en los próximos meses.
En resumen, la crisis por la tributación del SMI ha revelado las fracturas dentro del Gobierno español y ha puesto de relieve la complejidad de las relaciones entre los socios de coalición. A medida que se avanza hacia nuevas negociaciones, será crucial para Montero y Díaz encontrar un terreno común que permita no solo la estabilidad del Gobierno, sino también el bienestar de los trabajadores que representan.
