El aumento de la población reclusa y la falta de personal marcan la situación en Euskadi.

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Un aumento alarmante en la población reclusa
La situación de las prisiones en Euskadi ha alcanzado un punto crítico desde que el Gobierno vasco asumió la gestión en 2021. Actualmente, la población reclusa supera los 1.700 internos, lo que representa un incremento significativo en comparación con años anteriores.
Este aumento se ha visto exacerbado por la llegada de presos de ETA, quienes han sido trasladados a cárceles vascas, lo que ha incrementado la carga de trabajo para el personal penitenciario.
El impacto de este crecimiento no solo se refleja en el número de internos, sino también en la presión que ejerce sobre los funcionarios de prisiones.
Con una plantilla que se reduce cada vez más, la situación se torna insostenible. La falta de personal capacitado ha llevado al Gobierno a incorporar interinos de manera apresurada, lo que podría comprometer la seguridad y el bienestar tanto de los reclusos como de los trabajadores.
Deserciones y traslados de funcionarios
En los últimos días, casi un centenar de funcionarios han solicitado su traslado a otros centros penitenciarios fuera del País Vasco. Esta tendencia ha generado preocupación entre los sindicatos, que advierten sobre la falta de experiencia y formación del nuevo personal que está siendo incorporado. La rotación de trabajadores, históricamente alta debido a la amenaza de ETA, se ha intensificado, lo que agrava aún más la crisis en la gestión de las prisiones.
El Gobierno ha rechazado el traslado del 80% de los presos comunes que lo solicitaron, lo que ha llevado a un descontento generalizado entre los funcionarios. La falta de condiciones laborales adecuadas y el aumento de la carga de trabajo han motivado a muchos a buscar oportunidades en otros lugares, dejando a las prisiones vascas con un número cada vez menor de profesionales experimentados.
La edad de la población reclusa y sus implicaciones
La composición de la población reclusa en Euskadi también presenta características preocupantes. Más de la mitad de los internos supera los 41 años, y un número significativo tiene más de 60 años. Esta situación plantea desafíos adicionales en términos de atención médica y rehabilitación, ya que muchos de estos reclusos requieren cuidados especiales debido a su edad avanzada.
Además, la escasa representación femenina en las prisiones vascas, donde solo el 8,5% de los internos son mujeres, resalta la necesidad de abordar las cuestiones de género en el sistema penitenciario. La Agencia Vasca de Reinserción ‘Aukerak’ ha renovado su compromiso con la integración social y laboral de las personas privadas de libertad, pero el camino hacia una reinserción efectiva sigue siendo complicado en este contexto de crisis.