La celebración clandestina que reúne a miles de jóvenes en un polígono industrial
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La tradición de las fiestas ilegales en España
Con la llegada del Año Nuevo, España se ha convertido en el escenario de macrofiestas ilegales que atraen a miles de jóvenes de diferentes partes del país y de Europa.
Este fenómeno, que parece haberse consolidado como una tradición, se repite año tras año, desafiando las normativas y generando tanto entusiasmo como controversia. En 2023, la rave de La Peza en Granada dejó huella, y en 2024, la fiesta en Fuente Álamo (Murcia) continuó con esta tendencia.
Este año, la Big Fucking Party 2025 se celebra en un polígono industrial cerca del aeropuerto de Ciudad Real, convocada a través de redes sociales y en completo secreto.
Un evento clandestino que atrae multitudes
La Big Fucking Party 2025 ha congregado a alrededor de 5.000 personas, quienes han llegado desde lugares tan lejanos como Italia, Francia y Alemania. La convocatoria se realizó principalmente a través de grupos de WhatsApp y Telegram, lo que ha permitido que el evento se mantenga en secreto hasta el último momento. Sin embargo, la llegada masiva de vehículos colapsó la Autovía A-43, revelando la magnitud de la fiesta a las autoridades, que no estaban preparadas para tal afluencia. A pesar de la preocupación de los vecinos por el ruido y el desorden, las autoridades han optado por no disolver la reunión, permitiendo que la música tecno resuene en el aire.
La celebración de la Big Fucking Party 2025 no solo ha generado un gran alboroto entre los asistentes, sino que también ha suscitado preocupaciones sobre su impacto en el medio ambiente. La fiesta se lleva a cabo en una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), lo que ha llevado a expertos a alertar sobre el ruido excesivo que podría afectar a las aves esteparias de la región. Los profesores de la Universidad de Castilla-La Mancha han medido niveles de ruido que superan las recomendaciones de la OMS, lo que plantea serias dudas sobre la sostenibilidad de este tipo de eventos en áreas protegidas.
La cultura de la rave y el consumo responsable
A pesar del frío helador y la niebla que envuelve el polígono, los asistentes a la rave parecen disfrutar de la experiencia. La cultura de la rave, que a menudo incluye el consumo de sustancias, se ha normalizado en este tipo de eventos. Sin embargo, los organizadores han implementado medidas para mantener el orden y la limpieza, lo que ha sorprendido a muchos. Un asistente destacó que, a pesar de la gran cantidad de personas, no se ve basura en el suelo, lo que refleja un nivel de educación y respeto entre los participantes. Este fenómeno plantea un debate sobre la relación entre la diversión y la responsabilidad en eventos masivos.
