La falta de representación institucional española genera críticas y tensiones internas.
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Contexto de la ausencia institucional
La reciente reapertura de la catedral de Notre Dame en París ha desatado un fuerte malestar en el Ministerio de Asuntos Exteriores de España. Fuentes del departamento, dirigido por José Manuel Albares, han reconocido que el ministro no fue informado de que ni los Reyes de España ni el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, asistirían al evento.
Esta falta de comunicación ha generado tensiones internas y críticas desde la oposición, que ve en esta ausencia un desaire diplomático.
Reacciones del Gobierno español
A pesar de que el Gobierno intenta minimizar la situación, calificando la controversia de «polémica artificial», el descontento en Exteriores es palpable.
La ministra portavoz, Pilar Alegría, ha defendido que las invitaciones a la ceremonia eran «nominales e intransferibles», lo que implica que la asistencia de los Reyes y del ministro de Cultura no era obligatoria. Sin embargo, esta explicación no ha convencido a todos, y la oposición ha criticado duramente la falta de representación institucional, argumentando que se trata de un error grave en la política exterior española.
La falta de información y sus consecuencias
La ausencia de los Reyes y del ministro Urtasun ha dejado a España sin representación en un evento de gran relevancia cultural y simbólica. La Casa del Rey no ha ofrecido una explicación oficial sobre por qué declinaron la invitación, y el acto no figuraba en la agenda pública de la familia real. Esta situación ha llevado a que desde Exteriores se reconozca que la falta de información sobre la agenda de la Zarzuela ha sido un problema recurrente. En este contexto, José Manuel Albares ha expresado su intención de obtener más información durante su viaje a Roma, donde acompaña a los Reyes en una visita de Estado.
Responsabilidades compartidas
El ministro de Cultura, por su parte, ha argumentado que un compromiso familiar le impidió asistir a la ceremonia. Sin embargo, su equipo ha admitido que no comunicaron directamente a Albares la decisión de no asistir, lo que ha contribuido a la confusión y al malestar en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Esta situación ha puesto de manifiesto la falta de coordinación entre los diferentes ministerios del Gobierno español, lo que podría tener repercusiones en la imagen internacional del país.
