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Juan Lobato ha tomado una decisión clara: no se presentará a las primarias del PSOE-M para competir contra Óscar López. Esta determinación llega tras una semana de reflexión y tras haber dimitido de su cargo, una decisión que ha generado diversas reacciones en el ámbito político.
En una conversación informal con periodistas, Lobato dejó claro que no tiene intención de iniciar una guerra interna dentro del partido, afirmando que su estilo no se basa en confrontaciones entre militantes y dirigentes.
Las razones que llevaron a Lobato a dimitir están profundamente arraigadas en su visión del partido. En su carta de dimisión, subrayó que su modelo de política no es compatible con el que defiende la actual dirección del PSOE, liderada por Ferraz. A pesar de la presión y el apoyo que ha recibido de las bases, Lobato se siente incomprendido por muchos de sus compañeros, quienes no han logrado captar la esencia de su movimiento, que él considera una defensa de la buena política.
Aunque se aleja de las primarias, Lobato no cierra la puerta a su futuro en el PSOE-M. Se ha mostrado dispuesto a ayudar en la construcción de un proyecto político cuando la era de Pedro Sánchez al frente del partido llegue a su fin. Su cercanía al socialismo clásico y su crítica a la estrategia actual del partido indican que su compromiso con la política no ha desaparecido, sino que se ha transformado en una búsqueda de un enfoque más alineado con sus principios.
En el contexto actual, el PSOE-M se enfrenta a un desafío significativo en su oposición a Isabel Díaz Ayuso. Lobato ha observado que la dirección del partido busca una estrategia más agresiva, en contraste con su enfoque más conciliador. Esta diferencia de estilos ha generado tensiones internas, y Lobato ha dejado claro que no comparte la línea de confrontación directa que se está promoviendo. La situación actual del partido refleja una lucha interna por definir su identidad y su estrategia frente a la oposición.
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