Il congresso del PSOE affronta il dibattito tra femminismo e LGTBI.
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El reciente congreso del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha estado marcado por intensas discusiones y desacuerdos, especialmente en lo que respecta a la financiación y a las relaciones entre feministas y el colectivo LGTBI.
Aunque se esperaba que la financiación fuera uno de los temas más polémicos, fue el choque entre estos dos grupos lo que realmente acaparó la atención. Las feministas, lideradas por figuras como la exvicepresidenta Carmen Calvo, lograron imponer su visión, lo que ha generado un amplio debate dentro y fuera del partido.
Una de las decisiones más destacadas fue la enmienda que eliminó la denominación LGTBIQ+ de la ponencia, dejando únicamente LGTBI. Este cambio fue celebrado por las feministas, quienes argumentaron que la inclusión de la letra Q y el símbolo + generaba inseguridad jurídica y no tenía un fundamento claro en la legislación. Según Calvo, la Q representa una «doctrina académica» que no debería reflejarse en las leyes, lo que ha suscitado críticas por parte de algunos sectores del colectivo LGTBI, que ven esta decisión como un retroceso en la lucha por la igualdad.
Además de la controversia sobre la denominación, el congreso también introdujo cambios significativos en los estatutos del partido. Se aprobó una enmienda que prohíbe la participación de personas de sexo biológico masculino en categorías destinadas a mujeres, lo que ha generado un debate sobre la inclusión y los derechos de las personas trans. Asimismo, se propuso la expulsión de aquellos miembros del partido condenados por violencia de género, lo que refleja un compromiso por parte del PSOE de abordar este grave problema social.
Entre otras propuestas, se planteó la revalorización de las pensiones y un aumento en el parque público de vivienda, buscando mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, la atmósfera en el congreso no fue del todo positiva, ya que la amenaza de imputación de la jefa de Gabinete de Óscar López ha generado incertidumbre sobre el futuro del partido. Delegados expresaron en privado su preocupación, señalando que la situación «pinta mal» para el PSOE, lo que podría afectar su imagen y su capacidad para abordar los desafíos que enfrenta en la actualidad.
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