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La consulta del 9 de noviembre de 2014, conocida como 9N, marcó un antes y un después en la historia reciente de Cataluña. Organizada por el Govern de Artur Mas, esta consulta fue presentada como una «consulta popular no refrendaria» y, a pesar de ser suspendida por el Tribunal Constitucional, logró movilizar a una gran parte de la población catalana en favor de la independencia.
Este evento se ha convertido en un símbolo del deseo de soberanía de muchos catalanes y, a lo largo de los años, ha sido objeto de diversas conmemoraciones y debates políticos.
Recientemente, el Parlament de Cataluña fue escenario de una conmemoración institucional del 9N, promovida por el partido Junts y su presidente, Josep Rull. A pesar de la oposición de la mayoría de los partidos no independentistas, Rull defendió la celebración como un acto de orgullo colectivo y un reconocimiento del patrimonio inmaterial de Cataluña. Esta conmemoración se enmarca en un contexto político donde el independentismo busca recuperar la unidad y la relevancia en un escenario dominado por el PSC.
La celebración del 9N no estuvo exenta de controversia. Partidos como el PSC y el PP se manifestaron en contra de la conmemoración, argumentando que se trataba de un acto ilegal que no representaba a la mayoría de los ciudadanos catalanes. La portavoz del PSC, Elena Díaz, dejó claro que su partido no apoyaría un acto institucional que celebrara un evento que había sido declarado ilegal. Esta división refleja las tensiones persistentes en la política catalana, donde el independentismo y los partidos unionistas continúan en un constante tira y afloja por el control del discurso político.
A pesar de las críticas, figuras como Artur Mas y Carme Forcadell reafirmaron su compromiso con el proceso independentista, sugiriendo que la voluntad de pasar de la autonomía a la soberanía sigue vigente. Mas, en particular, enfatizó la necesidad de recuperar el «sentido del proyecto» que impulsó el movimiento independentista en sus inicios. La conmemoración del 9N, por lo tanto, no solo es un recordatorio de un evento pasado, sino también un llamado a la acción para aquellos que aún creen en la posibilidad de un futuro independiente para Cataluña.
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