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La reciente victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses ha generado una serie de reacciones en el sector energético, donde coexisten dos visiones opuestas: la de las energías renovables y la de las energías fósiles.
Mientras que las grandes compañías de energías limpias ven con preocupación el regreso de un presidente que ha mostrado una clara preferencia por el petróleo y el gas, las operadoras de combustibles fósiles celebran un futuro que parece más prometedor para sus intereses.
A pesar de que la energía solar y eólica han ganado terreno en Estados Unidos, la administración Trump podría ralentizar su avance. Expertos como Massimo Cermelli advierten que el regreso de Trump podría significar un retroceso en las políticas de descarbonización y un impulso a prácticas como el fracking, que ya habían sido cuestionadas en el pasado. Sin embargo, la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) sostiene que no esperan un cambio radical, sino una continuidad con las políticas de la administración Biden, dado que la energía solar se ha convertido en una realidad económica innegable en el país.
Las grandes operadoras de energía fósil han encontrado en Trump un aliado estratégico. Su administración ha sido vista como una oportunidad para aumentar la producción de petróleo y gas, lo que podría llevar a una disminución de los precios de la energía. Gonzalo Escribano, del Real Instituto Elcano, señala que las empresas del sector fósil probablemente se beneficiarán de un entorno más favorable, mientras que las renovables podrían enfrentar desafíos significativos. Sin embargo, la relación bilateral entre España y Estados Unidos en el ámbito energético se mantiene equilibrada, lo que podría mitigar el impacto de las políticas de Trump en el sector español.
A pesar de las preocupaciones, algunos analistas creen que la transición hacia energías más limpias es un proceso global que no puede ser fácilmente revertido por decisiones políticas. Daniel Lurch y Lena Jacquelin, especialistas en inversiones, argumentan que las tendencias de inversión verde son resistentes y probablemente superarán cualquier distracción política. La energía eólica y solar, apoyadas por ambos partidos en Estados Unidos, continúan siendo fundamentales en la creación de empleo y en la economía del país, lo que sugiere que, a pesar de la retórica, el avance hacia un futuro más sostenible podría seguir su curso.
La energía solar fotovoltaica se consolida como la alternativa más viable en España.