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La sequía en Cataluña se ha convertido en un tema recurrente en los últimos años, y a pesar de las lluvias recientes, la situación sigue siendo crítica. La consejera de Territorio y portavoz del Govern, Sílvia Paneque, ha reiterado que «Cataluña no ha salido de la sequía».
Este mensaje resuena con fuerza, especialmente después de que la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) trajera lluvias significativas a la región, con precipitaciones que alcanzaron hasta 400 litros por metro cuadrado en algunas comarcas del sur de Tarragona.
A pesar de las lluvias, los embalses de las cuencas internas de Cataluña todavía se encuentran al 32% de su capacidad. Este nivel es alarmante, ya que el Plan de Sequía de Cataluña establece que se activa una alerta cuando los embalses caen por debajo del 40%. En este contexto, se han implementado restricciones de agua, limitando el consumo a 250 litros por habitante al día en las áreas afectadas. Las medidas incluyen la prohibición del riego y el uso de agua para fuentes ornamentales, lo que ha generado preocupación entre los agricultores y ganaderos de la región.
La Generalitat de Cataluña declaró la emergencia por sequía el año pasado, cuando las reservas hídricas alcanzaron su punto más bajo, con solo un 14,3% de capacidad. Esta situación llevó a restricciones severas que afectaron a millones de personas en 202 municipios, especialmente en las áreas más pobladas de Barcelona y Girona. Aunque octubre fue el mes más lluvioso desde 2018, las lluvias se concentraron en el oeste y sur de la comunidad, dejando a las cabeceras de los ríos del Pirineo, que alimentan las cuencas internas, con precipitaciones mínimas.
La situación actual de los embalses es preocupante, ya que muchos de ellos, como el de Sau y Susqueda, han mostrado solo mejoras marginales en sus niveles de agua. La recuperación de embalses como el de Ulldecona, que ha pasado del vacío al 53% de su capacidad, no es suficiente para aliviar la crisis hídrica en su conjunto. Con la llegada del noviembre, se espera que continúen las lluvias, pero la realidad es que Cataluña necesita un cambio significativo en las condiciones climáticas para superar el umbral del 40% de capacidad en sus embalses y salir del estado de alerta.
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