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La DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) ha causado estragos en la Comunidad Valenciana y otras regiones del sureste de España, dejando a su paso un rastro de destrucción y desolación.
Ante esta situación, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció desde la Moncloa para abordar la crisis y presentar un paquete de ayudas que asciende a 10.600 millones de euros. Este esfuerzo busca mitigar los efectos devastadores del temporal y proporcionar un alivio inmediato a los afectados.
Durante su intervención, Sánchez destacó la importancia de la cooperación entre diferentes niveles de administración, desde la Generalitat hasta los ayuntamientos. A pesar de las críticas de algunos líderes políticos, como Alberto Núñez Feijóo, el presidente optó por evitar la confrontación y centrarse en la necesidad de trabajar juntos por el bienestar de la ciudadanía. La situación ha sido calificada como una emergencia, aunque Sánchez no considera adecuado declararla a nivel técnico, priorizando la acción conjunta sobre la política.
El plan de respuesta inmediata se desarrollará en tres fases. La primera, actualmente en marcha, se centra en la respuesta inmediata a la crisis. Esto incluye el despliegue de casi 15,000 efectivos militares y profesionales de la Policía Nacional y la Guardia Civil para ayudar en las labores de rescate y recuperación. Además, se han restablecido servicios esenciales como el suministro eléctrico y las comunicaciones, lo que ha permitido reabrir carreteras y vías ferroviarias afectadas por las inundaciones.
El Gobierno ha anunciado que las ayudas directas a ciudadanos y empresas se cuadruplicarán, con el objetivo de facilitar la recuperación. Se prevén aportaciones de hasta 72,000 euros para casos de incapacidad y entre 20,000 y 60,000 euros para la reparación de viviendas. Estas medidas buscan ser universales, sin distinción de niveles de renta, y se implementarán con la mayor celeridad posible, minimizando la burocracia para los afectados.
Sánchez también subrayó la necesidad de aprovechar esta crisis como una oportunidad para adaptar el territorio a la emergencia climática actual. Las reformas necesarias para mejorar la infraestructura y la resiliencia ante futuros desastres han sido una tarea pendiente desde hace años. El presidente se comprometió a que las medidas de reconstrucción no solo repararán los daños, sino que también prepararán a la Comunidad Valenciana para enfrentar desafíos climáticos futuros.
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