Es una advertencia clara y alarmante. La firma proviene del director ejecutivo de una de las principales empresas energéticas en España, Repsol. A poco de que el Gobierno implemente de manera definitiva el impuesto sobre las ganancias de las compañías energéticas, Josu Jon Imaz señala las serias repercusiones que esta medida podría traer consigo.
Según él, la inversión en el sector energético se verá severamente afectada, reduciéndose a su mínima expresión, lo que a su vez hará que “miles de millones de euros” se destinen a otros países. Además, advierte que las dificultades para el sector complicarán enormemente su transición hacia un modelo menos contaminante, y el refinado en España podría enfrentar el riesgo de un cierre inminente: “Podría haber inconvenientes para sostenerse antes de que finalice esta década”.
En un texto publicado en diversas plataformas bajo el título “Industria o populismo”, Imaz critica con dureza al Gobierno de Pedro Sánchez. Sostiene que una medida de este tipo provocará efectos no solo en el sector energético, sino también en la creación de riqueza nacional, la calidad del empleo y las oportunidades para las generaciones futuras. Indica que implementar cargas fiscales “agobiantes” como el ‘impuestazo’ obstaculiza la generación de riqueza y representa una iniciativa “populista” que, bajo el pretexto del bienestar social, compromete gravemente el “modelo futuro del país”. Expresa su tristeza de que lo que realmente motive esta acción sea “el peaje que se debe pagar para que Sumar continúe apoyando al Gobierno”.
Imaz está convencido de que en algún momento los jueces “anularán” este impuesto que obliga a “pagar dos veces por un concepto similar”: el Impuesto de Sociedades y el gravamen. Considera que, cuando esto suceda y se deba reintegrar el dinero a las empresas energéticas, “los actuales gobernantes probablemente no estarán en sus puestos y no enfrentarán las repercusiones de sus políticas populistas e ilegales”: “Otros tendrán que asumir la responsabilidad”.
El dirigente de Repsol señala que el impuesto sobre las compañías energéticas es inapropiado y se dirige únicamente hacia un “populismo fiscal” que le causa una profunda aversión debido a su carácter “demagógico”. Manifiesta que esta medida hará que las inversiones planificadas se vuelvan inviables y que competir con otras naciones en el sector energético se convierta, en ocasiones, en “imposible” tras este impacto. Se cuestiona si la solución es que un país que es “referente en refinerías en Europa” tenga que cerrarlas, tal como ha ocurrido en otras naciones que optan por importar su energía, lo que conlleva la pérdida de empleos industriales.
Inversiones de 10.000 millones
Imaz menciona que las proyecciones de inversión del sector en los próximos años ascienden a unos 10.000 millones para continuar compitiendo con productos provenientes de Oriente Medio, India o Estados Unidos, mientras se avanza hacia la descarbonización.
En su escrito, el líder de la empresa subraya que la industria en España necesita más respaldo. Resalta que en las últimas dos décadas, su participación en el PIB ha disminuido del 18,8% al 14,2%. Esta reducción se traduce en una disminución de empleos de calidad y bien remunerados, que aportan más impuestos y juegan un papel crucial en el sostenimiento del sistema de bienestar social, “favoreciendo sociedades más prósperas y justas”.
En su texto, Imaz enfatiza cómo su propia experiencia evidencia la necesidad de garantizar inversiones, como las que proponen las empresas, y su impacto en los impuestos. “Perdí a mi padre a los ocho años”, inicia su relato, continuando con la anécdota de cómo su madre logró sacar adelante a la familia gracias a “diversas becas” que le facilitaron su educación: “Muchos contribuyeron con sus impuestos para que yo alcanzara lo que soy hoy”. También expresa su preocupación: “No estoy seguro de que los niños de ocho años, afectados por la adversidad, puedan contar en el futuro con las mismas oportunidades que nosotros tuvimos”.