Un palpable sentimiento de «desilusión» ha surgido en las filas de Vox desde el pasado jueves, tras la destitución de Rocío Monasterio, quien había sido presidenta del partido en Madrid. Ella tomó la decisión de retirarse de la política en lugar de aceptar el papel limitado que le ofrecía Bambú.
Monasterio había estado vinculada al partido durante diez años como fundadora y lideró la estructura madrileña durante ocho años. Fuentes del ámbito nacional de Vox comentan que su salida no fue la más adecuada y consideran la decisión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) como un cambio rutinario.
A pesar de las acusaciones de falta de «democracia interna», que la ex presidenta mencionó y que aparentemente no le preocupaba solo tres días antes, se enfatiza que la autoridad y la restricción de las primarias en los estatutos al cargo de presidencia nacional fueron acordadas por casi el 90% de los afiliados.
Vox está atravesando un periodo de transformación que se remonta a finales de 2022, vinculándose a su estrategia electoral para las próximas elecciones autonómicas. Durante este tiempo, el partido ha llevado a cabo numerosas destituciones, que, según sus fuentes internas, no han suscitado gran controversia. «Treinta es un número que se menciona sin mucha dificultad», subrayan los informantes. La política dentro de Vox tiende a ser vista como un ciclo de servicio definido en el tiempo. Una voz notable dentro de la formación admite que, cuando llegue su hora, aceptará con «humildad» las decisiones que tomen Abascal y su equipo, priorizando el futuro y la viabilidad del proyecto. «Así son las cosas, no hay problema. Este es un periodo de servicio, y luego llegará otro», añade. Sin embargo, se observa, dentro de Vox, que Monasterio no parece haber comprendido esta dinámica. «Optó por abandonar en vez de seguir aportando a Vox», comentan, citando las palabras de Abascal del jueves, donde indicó que Monasterio no ha mantenido su compromiso con los ciudadanos de Madrid.
A pesar de la salida de figuras emblemáticas de la primera etapa del partido, quedando prácticamente solo Abascal y Javier Ortega Smith en un contexto de bajo perfil político, el análisis que desean hacer es optimista. A nivel nacional, consideran que la ausencia de Monasterio será una «oportunidad» para avanzar, ahora bajo el liderazgo de José Antonio Fúster como nuevo responsable del Comité Ejecutivo Provincial. Esto ocurre en un contexto donde Isabel Díaz Ayuso, en un periodo de dos años, ha incrementado su notable presencia electoral en la derecha, logrando una mayoría absoluta que ha relegado a Vox a un rol secundario. Además, ha adoptado algunas de sus estrategias y ha participado constantemente en el debate nacional.
Absorber la ‘estrategia catalana’
No es un secreto que la inmigración es la carta principal de Vox para lograr éxito en las elecciones. Sin embargo, parece que dentro de la formación se opina que Monasterio no es la figura más adecuada para implementar esa táctica a nivel nacional en Madrid y competir con Ayuso en este aspecto. La tarea no será sencilla. Primero, porque Ayuso encarna la postura más radical del Partido Popular, y actualmente, incluso en Génova, han adoptado su enfoque respecto al debate sobre la inmigración. En segundo lugar, se busca un enfoque similar al de Giorgia Meloni en Italia, quien se ha convertido en un referente en cuestiones migratorias para los seguidores de Abascal —por lo menos hasta ahora, antes de su cambio al Grupo de Patriotas por Europa—, aunque se requiere colaboración de la UE y Frontex.
No se descartan las acogidas. Por este camino, Vox pretende penetrar en el discurso. Consideran que Ayuso no podrá enfocar toda su agenda en la inmigración, teniendo que lidiar también con el ámbito económico y otros temas. Además, creen que, eventualmente, el PP podría ceder ante aliados como Coalición Canaria para reanudar las negociaciones con el PSOE en torno a la inmigración. Esto, sumado a la regularización de personas que ya se encuentran en situación irregular en el país, se piensa que puede impactar a Ayuso de forma indirecta.
La estrategia de Vox en Cataluña se ha enfocado en la oposición al separatismo, un aspecto que ha sido crucial para su expansión a nivel nacional desde 2019, especialmente tras el procés. Bajo la dirección de Ignacio Garriga, el partido ha puesto de relieve el tema migratorio, centrándose en áreas con alta población de inmigrantes o provenientes de países islámicos. Esto les permite diferenciarse de los populares, quienes no abordan el tema con la misma profundidad. Durante la más reciente campaña en Cataluña, Vox logró mantener sus escaños y aumentar ligeramente su base de votantes, a pesar de que el PP pasó de tener tres a quince escaños. Alejandro Fernández y otros altos mandos de su partido han comenzado a relacionar la inseguridad con la inmigración, enfocándose en temas como la ocupación de viviendas. Tanto Fernández como Cayetana Álvarez de Toledo tienen afinidades con la figura de Ayuso, lo que les lleva a pensar que esa estrategia podría resultar exitosa en Madrid.
En Cataluña, cerca del 50% de la población encarcelada es inmigrante, mientras que en Madrid esa cifra se sitúa en el 42%, según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) de 2023. No obstante, en términos absolutos, la cantidad de reclusos extranjeros en Cataluña no supera los 4.000, mientras que en Madrid sobrepasa los 2.500. Con un total de 6,5 millones de inmigrantes en España en 2024, la relación entre la inmigración y la criminalidad no es tan clara, a pesar de lo que Vox propugna con frecuencia.
Además, el partido vuelve a plantear propuestas de carácter lepenista, especialmente con la participación de una diputada de la región de Fuenlabrada, después de intentos previos en 2020 y 2021.
Es necesario enfocarse en el futuro, sin contar con Monasterio. La nueva representante «será contundente con Ayuso, nos ofrecerá momentos destacados y estratégicamente mejorará nuestra situación», afirman fuentes de Vox a nivel nacional. Al dirigirse hacia temas relacionados con Cataluña, la seguridad, la inmigración y las áreas menos favorecidas, se considera que hay potencial no solo para captar votantes de Ayuso, sino también para impactar en territorios difíciles para ella, especialmente en bastiones socialistas de la región, donde aún no se ha logrado un avance significativo. En este sentido, se busca adoptar una estrategia similar a la de Le Pen, centrada en ganar el apoyo obrero mediante la inquietud por la calidad de los servicios públicos y el empleo debido a la inmigración. Pérez Moñino «es la más adecuada para ello», dado su origen en esas zonas, como Fuenlabrada. Internamente, los integrantes de Vox en Madrid subrayan las diferencias con Monasterio, quien era «más seria» que Moñino y tenía una imagen «más elitista».
No obstante, esto no implica desestimar a Monasterio. La elección de Moñino, indican, no fue planificada; se dio de manera espontánea. Aun así, reconocen y valoran las capacidades con las que cuentan sin Monasterio. Lo que sorprende es la rapidez con la que Fúster comunicó el cambio, en casi dos horas. Esta tendencia hacia un enfoque más lepenista ya fue explorada anteriormente por Vox, especialmente durante y después de la pandemia, cuando se pensó que habría un creciente descontento económico entre las familias. Durante aquel tiempo, nació Solidaridad, el sindicato del partido. Sin embargo, esa estrategia no funcionó, principalmente por la acción del Gobierno y la influencia de la UE a través de los fondos Next Generation.
Los indicadores a seguir en Madrid.
En las elecciones catalanas, el crecimiento de Vox se destacó por su fuerte respaldo en áreas predominantemente obreras. Este partido se posicionó como el segundo en votos en estas zonas, justo detrás del PSC. Sin embargo, su popularidad disminuyó en los sectores más acomodados, tras el impulso que experimentó en 2021 con la llegada del PP. Garriga logró captar apoyo en las localidades con una alta tasa de desempleo —en algunas superando el 30%, donde dos de cada diez votantes se inclinaron por él—, en aquellas con ingresos anuales por debajo de 10.000 euros y con escasa mano de obra calificada —menos del 10%—. Barrios como Reus, Manresa, Terrassa, Figueres, Santa Coloma de Gramanet, Sabadell y Castellbisbal en Tarragona reflejan esta tendencia. En todas estas localidades, el PSC se alzó como el partido más votado y, a nivel general, Vox ocupó la quinta posición, detrás del PP, ERC, Junts y los socialistas.
En lo que respecta a Madrid, el panorama electoral ha mostrado cambios desde 2019, donde se observó un aumento en 2021 y una disminución en 2023, siendo esta caída de entre uno y dos puntos, a favor de Ayuso. En las elecciones recientes, Vox disminuyó su apoyo en Getafe con una caída del 2,1%, mientras que el PP experimentó un incremento del 2,4%. En Fuenlabrada, donde Moñino ocupa el cargo de portavoz, tuvo una reducción del 1,9%, que fue aprovechada por el PSOE en lugar de Ayuso. Por otro lado, en Leganés, se dio un cambio significativo, ya que el 1,6% que perdió Vox se tradujo en un aumento del respaldo hacia el PP. La situación en Móstoles reflejó una baja del 1,5%, en contraste con un crecimiento del 1,9% que obtuvo Ayuso. Arganda del Rey mostró un descenso de 2,6% en el apoyo a Vox, mientras que Ayuso logró captar el 1,8%. En Alcorcón, la caída fue de 1,4 puntos, mientras que el PP ascendió un 2,1%.
En el caso de Cataluña, los resultados de Vox se han observado con mayor fuerza en aquellas áreas con altos índices de desempleo. Según los datos, en las ciudades de Madrid donde el paro es más elevado, el voto se inclina hacia la izquierda. Así, aunque el apoyo a Ayuso disminuye en esos sectores, Vox mantiene su nivel de respaldo. No se han encontrado diferencias significativas en el comportamiento electoral en zonas con una alta población extranjera, ya que las tendencias son similares entre votantes de PP, PSOE y Vox. En las últimas elecciones, Vox experimentó una disminución general, excepto en algunas localidades como Boadilla del Monte, Hoyo de Manzanares, Alcobendas, Colmenar Viejo y Brunete, además de Carabanchel, Villa de Vallecas y Latina, donde el partido mostró un ligero repunte. Ante la persistencia en el tema migratorio y con el objetivo de competir contra el PSOE, buscan recuperar apoyo.
Con respecto a esta estrategia, se establece que Fúster continuará manejando simultáneamente ambas portavocías. Fuentes dentro del partido anticipan que en los próximos días se designará un nuevo CEP que le facilitará la carga de trabajo.
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