El presidente y su gabinete, junto con Ferraz, están intentando gestionar la situación relacionada con el caso de Ábalos, buscando cerrar todas las posibles filtraciones. Se sienten respaldados por la contundente reacción que tuvieron en febrero, cuando se inició una investigación judicial sobre Koldo García.
En ese momento, tomaron la decisión de solicitar la dimisión del exministro José Luis Ábalos y suspenderlo de su militancia al elegir mantener su escaño. Durante un evento en el Palacio Real de Madrid, donde se conmemoró el 12 de Octubre, el caso Ábalos emergió como uno de los temas más relevantes, justo tras un desfile militar sucedido bajo una intensa lluvia.
Sánchez abordó el asunto de nuevo, apenas un día después de haberlo hecho en Roma durante su audiencia con el papa Francisco, aunque se vio obligado a limitarse a sus primeras declaraciones. Enfatizó que su deber es «colaborar con la Justicia», gestionar la dimisión de Ábalos y avalar las acciones de su Gobierno. En un diálogo informal con los medios, el presidente dejó claro que no siente inquietud ante el avance del caso, a medida que se acerca la posible imputación del exministro de Transportes y exsecretario de Organización del PSOE. Remarcó que el partido actuó con rapidez: «Tardamos solo cinco días en solicitarle el acta después del caso Koldo. Respondiendo con firmeza, agilidad y total transparencia», concluyó.
Sánchez indicó que su deber como presidente se divide en tres áreas: primero, «cooperar con la Justicia»; segundo, en su rol como secretario general del PSOE, «solicitar el acta y llevar a cabo su expulsión del partido»; y tercero, «defender las acciones del Gobierno, que está realizando un gran trabajo por el país». Contrasta la postura del PP, que «ocultaba» los escándalos de corrupción, con la del PSOE, que acepta asumir responsabilidades. Para el líder de los socialistas, la esencia de la respuesta ante casos de corrupción radica en las acciones de cada partido. Mencionó que en el pasado, refiriéndose al PP, «se ocultaban» los problemas y no se asumían responsabilidades, mientras que bajo su liderazgo en el PSOE y el Gobierno, ha implementado tres principios: «firmeza, cooperación con la Justicia y transparencia». Por ello, se sorprendió al ver a Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal actuando como «inquisidores de la corrupción». Se quejó de que le exigen dimitir y lo acusan, cuando realmente él ha sido quien ha respondido de manera contundente ante la corrupción, no el PP.
En cuanto a la situación actual, el presidente del PP no ha dejado de presionar. A poca distancia, comentaba a los periodistas que Sánchez debería haber realizado una rueda de prensa sin restricciones de preguntas para aclarar el caso Ábalos. Tras su recepción, Génova anunció que Feijóo había convocado a su comité de dirección para el domingo, con el fin de discutir posibles reacciones ante los últimos acontecimientos sobre la investigación judicial. Sánchez, por su parte, no se siente acorralado. «Desde que asumí el Gobierno, han estado pidiendo mi dimisión. La verdadera noticia sería que no lo hicieran», bromeó al respecto.
El presidente ha decidido mantener en privado sus sentimientos respecto al ‘caso Ábalos’. No ha ofrecido explicaciones sobre su decisión de destituir a Ábalos como titular de Transportes en julio de 2021, ni sobre su obligado retiro del liderazgo en el PSOE. En varias ocasiones, ha afirmado que, después de la pandemia, consideró necesario un «revulsivo», un cambio significativo en su equipo para adaptarse a la situación política actual. Aunque se siente afectado por el caso, ha optado por reservar sus emociones, señalando que «en estas responsabilidades, lo personal es asunto privado». Lo esencial, subrayó, es actuar de tal manera que la ciudadanía mantenga su confianza en las instituciones.
Sánchez evitó manifestar si se siente traicionado por su exnúmero dos, pero algunos miembros de su gabinete señalaron que la decepción es palpable. Aseguraban que la razón detrás de la destitución de Ábalos en 2021 no era necesariamente su conexión con una posible red criminal relacionada con su asesor Koldo García y el empresario Víctor de Aldama, sino su conocimiento sobre la «vida disoluta» de Ábalos. Un ministro incluso comentó que era imposible conocer detalles «tan íntimos», como el hecho de que la supuesta red corrupta financiaría un lujoso apartamento en la plaza de España, cuyo alquiler ascendía a 2.700 euros mensuales, sumando casi 90.000 euros. También se mencionó que la misma trama había adquirido un chalé en La Línea de la Concepción, en Cádiz.
En el ámbito gubernamental y entre los líderes del partido reconocen lo «incómodo» que es el contexto luego de que salieran a la luz los alarmantes hallazgos del informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que resultan ser más serios de lo que anticipaban en el PSOE.
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