La salida de Rocío Monasterio era algo anticipado entre los miembros de Vox, así como entre aquellos que han expresado su disidencia, preocupados por el futuro del partido. Según fuentes internas, su situación en la Asamblea de Madrid era cada vez más aislada, dependiendo en gran medida de la dirección nacional de Bambú.
Su carencia de liderazgo se agudizó tras la Asamblea General Extraordinaria de enero, donde Santiago Abascal fue reelecto y figuras como José Antonio Fúster comenzaron a ganar protagonismo.
En marzo, fue nombrado portavoz nacional, destacando su conexión con el Grupo Intereconomía y la esfera mediática de Vox.
Se consideraba beneficioso alinear el mensaje de estos medios con el del partido. Diversas fuentes confirman que este nombramiento fue parte de una estrategia para darle visibilidad y prepararlo para su nuevo rol.
Según información que maneja El Independiente, Monasterio se había convertido en un «hueso duro» para la nueva generación de líderes que estaban ganando peso en la organización, como Ignacio Garriga y Jorge Buxadé. Tampoco era bien recibida su actitud, ya que era vista como «un peso pesado» y «un verso libre». Desde antes de las elecciones generales de 2019, su presencia se consideraba incómoda. Estas fuentes argumentan que su influencia residía en el control del «territorio más crucial» para Vox, es decir, Madrid. Además, mencionan que «ella e Iván estaban al tanto» de que esta destitución podría ocurrir.
El cambio esperado no ocurrió en 2023 debido a la escasez de recursos humanos capaz de «opacar a Rocío». Sin embargo, tras la pérdida de dos diputados en las elecciones en Madrid y la incapacidad de influir en la presidencia del PP de Isabel Díaz Ayuso, además de la salida de Espinosa de los Monteros, la situación ha quedado debilitada.
En Vox, el tema se aborda con cautela. Este jueves, durante una sesión en el Congreso de los Diputados, Javier Ortega-Smith, miembro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), evitaba profundizar ante los medios. «Es su decisión», declaró brevemente al abandonar el hemiciclo. Por su parte, Abascal, que se mostraba esquivo, hizo referencia a lo sucedido cuando fue interceptado por los fotógrafos en la primera planta del Congreso. Reiteró: «Es su decisión», deseándole a Monasterio «buena suerte». Sin embargo, no perdió la oportunidad de señalar que su retiro representa un incumplimiento «del compromiso» electoral ante los ciudadanos que la apoyaron en mayo de 2023. No se ha emitido ningún otro mensaje al respecto.
Tampoco se han expresado públicamente en redes sociales, ni siquiera para agradecer los servicios prestados. Sí se anunció la designación de Isabel Pérez Moñino como portavoz, quien comparte un perfil afín al núcleo más duro del partido, casi unificado. Al cierre de esta edición, Garriga tampoco se había manifestado sobre el asunto.
A través de un comunicado, Vox dio por hecho que Monasterio continuaría en su rol de portavoz, lo que pone de manifiesto la falta de comunicación con Bambú.
En el ámbito interno del partido, ciertos líderes de la dirección nacional han expresado, en privado, que es «urgente» el cambio de Monasterio tras ocho años al mando en Madrid. La decisión que ha tomado Abascal, quien tiene la autoridad final en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), no causa sorpresa. Esta acción se justifica por el vencimiento de su mandato, que se cumplirá a finales de octubre, después de su elección como presidenta provincial hace cuatro años, en un partido que no reconoce el sistema autonómico ni a sus figuras regionales.
Es importante señalar que en abril de 2022, el partido modificó sus estatutos para restringir las primarias a la presidencia nacional exclusivamente, dejando fuera a los niveles inferiores como las ejecutivas provinciales. Cuando se les preguntó a las fuentes sobre si la salida de Monasterio, figura emblemática del partido, representaría una pérdida dado que ahora solo ocupará el cargo de portavoz, sus respuestas fueron evasivas. «No hay más que agregar», afirmaron de manera contundente. Esta designación «a dedo» no ha sido bien recibida por Monasterio, quien ha criticado la eliminación de las primarias. Ella mencionó que aspiraban a una «democracia interna» en el inicio del proyecto, en comparación con otras formaciones como el PP.
El sector disidente dentro del partido, compuesto por antiguos miembros que desempeñaron roles relevantes en Vox y que contaban con visibilidad mediática, señala una única razón detrás del ataque a Monasterio por parte de Abascal y el CEN esta semana: tratar de extinguir el «incendio» generado por la enmienda de Sumar, que beneficia a los etarras. Esta enmienda específica elimina una cláusula del Gobierno de Rajoy de 2014, que impedía la convalidación de penas antes del 15 de agosto de 2010, con el fin de no incluir los crímenes de sangre cometidos por ETA.
Esta semana, durante la conferencia de prensa que siguió al Comité de Acción Política (CAP), se presentaron las líneas estratégicas para abordar los Presupuestos del PP. Fúster fue el responsable de comentar una noticia publicada por El Confidencial. Esta información indicaba que la unanimidad en el Congreso para implementar una directiva europea sobre antecedentes penales en julio, habilitaba a los delincuentes de ETA a considerar válidos los años que ya habían cumplido en prisiones de otros países europeos, como Francia. Esto incluye a Txapote, el criminal de Miguel Ángel Blanco. En el partido, hubo sorpresa ante esta revelación y comenzaron a reconocer el «error inexcusable», aunque concluyeron que «no hubiésemos podido impedir que avanzara con la mayoría de la investidura».
Con respecto a la anticipación de Vox días antes de que finalizara el mandato de Monasterio y su decisión de no continuar, esta situación puede interpretarse desde diferentes ángulos. Una de ellas es la posible influencia pública que Espinosa podría ejercer en los próximos meses a través de la asociación que está estableciendo. Pese a que se pensaba que esta iniciativa se llevaría a cabo en octubre, el exportavoz parlamentario de Vox ha decidido postergar su lanzamiento. Tal como se informó en este medio, un grupo significativo de concejales de Vox aboga porque esa asociación evolucione hacia un partido político que retome las bases del Vox original. La posición de Monasterio, en cuanto a su cuota de poder, no resultaba óptima con Espinosa generando competencia. En cuanto a Monasterio, fuentes cercanas a la pareja descartan que esto sea una «consecuencia directa». «Lo que podría interpretarse como perjudicial es la opinión de Abascal y el resto de Bambú».
En segundo lugar, no creen que esto se deba a lo que las cuentas falsas de Vox en redes sociales están promoviendo, las cuales ya han sido mencionadas por ciertos medios. Se refiere al «coqueteo de Espinosa» previo a las elecciones europeas con Luis Alvise Pérez, el líder de Se Acabó la Fiesta, justo en un momento en que se intensificaba la campaña en contra de Vox. Ahora, esa relación indirecta de Monasterio no era la más adecuada, especialmente con el eurodiputado en una situación delicada debido a su conexión con Álvaro Romillo, el broker de criptomonedas que le proporcionó 100.000 euros para su campaña. «Esto es simplemente un intento de desviar la atención de un error que beneficia a los etarras».
Es más, los integrantes de los grupos de WhatsApp del partido continúan discutiendo este tema, y hay miembros que se sienten desanimados, pensando que se ha ignorado un principio fundamental de Vox. «Están que arden, se ha tratado un asunto crucial». De hecho, ABC mencionaba este miércoles que Abascal se sentiría «muy dolido». «Lo tenían todo bastante preparado. Pero han actuado esta semana porque era conveniente», comentan fuentes del sector más crítico. Esto pone de manifiesto que las crisis dentro del partido son reiteradas, tras la reciente situación con Ortega Smith en enero. «Al final, los votantes de Vox perciben una completa falta de comunicación dentro del partido y una sensación de descomposición», lamentan los críticos.
En su mensaje de despedida, Monasterio expresó que, dado que actualmente no cuenta con la confianza del secretario y del presidente, considera correcto y sincero renunciar a su cargo como diputada. Dirigiéndose a Garriga y Abascal, afirmó que se marcha «satisfecha por haber colaborado en el desarrollo del partido desde sus inicios». Recordó un tiempo en el que «las dificultades eran numerosas, el compromiso de todos era genuino y el partido brillaba gracias a la valía de muchos de sus integrantes», sugiriendo que esa fortaleza se ha perdido. La suposición de Vox de que ella seguiría en su rol de portavoz refleja la falta de conexión que había entre la dirección nacional y Monasterio hasta ahora.
Por su parte, Fúster, durante una conferencia de prensa, indicó que no coincide con las opiniones de la expresidenta, agradeciendo su dedicación. En un diálogo posterior con reporteros, aseveró que las afirmaciones del CEN son acertadas al señalar que «se requería un nuevo impulso».
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