El pleno del Congreso celebrado el miércoles incluyó específicamente la intervención del presidente sobre las políticas migratorias del Ejecutivo. Pedro Sánchez tomó la palabra, pero desde el inicio, con la llegada de Alberto Núñez Feijóo, se intuyó que la discusión se centraría en otros temas, particularmente en una ley que podría beneficiar a presos de ETA con posibles excarcelaciones.
A pesar de que su intervención se extendió por casi 60 minutos, Sánchez no mencionó esta reforma y se centró exclusivamente en la inmigración, que fue el motivo de su convocatoria por parte de la oposición.
Durante su discurso, el presidente instó nuevamente al PP a que respalde urgentemente la modificación del artículo 35 de la ley de extranjería, lo cual permitiría la distribución obligatoria de menores migrantes y aliviar así los colapsados servicios de acogida en Canarias.
En su alocución, enfatizó su defensa de una política migratoria que definió como «solvente, humanista y eficiente». Ante las «amenazas, devoluciones en caliente y discursos de odio» provenientes de la derecha y la extrema derecha, el Gobierno, según Sánchez, se posiciona como un promotor de «desarrollo y estabilidad».
Utilizó cifras y argumentos para desmentir los «estereotipos y bulos» sobre la inmigración, afirmando que tales conceptos son fomentados por la derecha. «Somos descendientes de migrantes y no permitiremos que se propague la xenofobia», declaró. A lo largo de su discurso, llenó su intervención de datos para sustentar que la inmigración es necesaria para las ricas sociedades occidentales, incluyendo a España, debido al desafío demográfico que se avecina, con la previsión de que en 2025 la UE alcanzará su máxima población y, posteriormente, enfrentará una disminución que podría resultar en la pérdida de unos 30 millones de trabajadores.
En España, se enfrenta un desafío demográfico significativo, ya que la falta de acción podría resultar en la pérdida de aproximadamente cuatro millones de personas en edad laboral en los próximos 25 años, quedando la fuerza laboral similar a la de 1996. El presidente Sánchez subrayó que este problema solo puede solucionarse mediante dos estrategias: fomentar el nacimiento de nuevos hijos y promover la inmigración. En cuanto a la primera, mencionó varias iniciativas implementadas por su gobierno, como la igualdad en los permisos de maternidad y paternidad, las ayudas al alquiler, el aumento del salario mínimo y la extensión del permiso de lactancia a 28 días. Además, anunció que su administración busca llegar a un consenso con diversos grupos para estudiar una nueva legislación de familias, que amplíe los derechos de familias monoparentales, numerosas, migrantes y aquellas con un integrante con discapacidad. Por otro lado, el presidente también enfatizó la importancia de gestionar adecuadamente la inmigración, considerándola no solo un acto de solidaridad, sino también crucial para la economía y la sostenibilidad del estado del bienestar. La clave para abordar este aspecto es una gestión más eficiente.
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Un examen de la inestabilidad política y sus implicaciones para el futuro del país