La izquierda abertzale ha estado en una disputa encubierta durante varios años por atraer a la juventud vasca. Esta contienda la protagonizan, por un lado, el sector ‘oficial’ vinculado a Sortu y a la EH Bildu que encabeza Arnaldo Otegi, y, por otro, el grupo disidente que se organiza a través del movimiento Gazte Koordinadora Sozialista (GKS) y su partido Euskal Herriko Kontseilu Sozialista (EHKS).
Durante mucho tiempo, Otegi y su facción tuvieron el control sobre los sectores juveniles de la izquierda en el País Vasco. No obstante, la disolución de ETA y la transformación de Batasuna a EH Bildu, ahora un frente de gobierno, dividió este movimiento y actualmente se libra una lucha por la influencia sobre la juventud vasca.
Hasta ahora, el sector crítico está acumulando más seguidores. Esta corriente, que se identifica con ideologías comunistas, pone énfasis en la lucha de clases más que en la demanda de independencia. En sus eventos, se pueden observar más banderas rojas que ikurriñas. Además, reivindica el «legado» de los activistas de ETA y de aquellos que pertenecieron a ciclos de lucha anteriores, a quienes considera «revolucionarios», pidiendo su «amnistía». Compuesto por estudantes universitarios y jóvenes más jóvenes, ha evidenciado en los últimos años su habilidad para atraer a un número creciente de simpatizantes.
Del 31 de octubre al 3 de noviembre, Gazte Koordinadora Sozialista (GKS) y el sindicato estudiantil Ikasle Abertzaleak han organizado su encuentro anual, el ‘Topagunea’, en Alsasua. Este evento ha ido en aumento en cuanto a participación a lo largo de los años y, en esta ocasión, se realiza después de haber establecido su propia formación política, EHKS, en diciembre último. La actividad se plantea como un ‘campamento’ o ‘retiro’ enfocado en el comunismo, donde se discutirán los desafíos “revolucionarios” que enfrenta la juventud y se planificarán las próximas iniciativas.
Por otro lado, el atractivo juvenil de Otegi parece estar decreciendo. La competencia entre las diferentes corrientes políticas es evidente en este contexto. La organización del ‘Topagunea’, un fin de semana de acampada que combina política y ocio, ha sido tradicionalmente una actividad de la izquierda abertzale. En este sentido, Sortu y su sector juvenil, Ernai, han observado una disminución en la asistencia a su evento anual en Elorrio, donde solo lograron reunir a alrededor de 5,000 simpatizantes en 2023, en contraste con los más de 10,000 de otros años. Ni la presencia de Otegi, uno de los ponentes, ni la de exintegrantes de ETA como Mikel Albisu, conocido como ‘Mikel Antza’, pudieron detener la pérdida de seguidores. Para muchos, el contexto político que representa Otegi parece corresponder a una época más asociada a las experiencias de generaciones pasadas.
En la actualidad, la principal distinción entre las dos corrientes juveniles abertzales se manifiesta en su enfoque y su función dentro de las instituciones. GKS destaca su llamado a una “lucha revolucionaria” al margen de los organismos oficiales, sin planes de participar en elecciones; en contraste, la izquierda abertzale promueve la efectividad y los logros de la política institucional a la que antes se opuso. Esta disparidad alimenta las críticas mutuas, centradas en el “aburguesamiento” institucional que, según algunos, ha afectado a EH Bildu.
Durante cuatro días, los miles de participantes del ‘Topagunea’ de GKS mezclarán talleres y conferencias con espacios recreativos. La meta es “forjar comunidad” para atraer a más jóvenes y convertirse en una “alternativa socialista” que se oponga al “capitalismo, la austeridad, la guerra…”. El programa de este ‘retiro proletario’, planeado para finales de mes, incluye sesiones formativas sobre la crisis económica en Europa, así como charlas sobre la historia del movimiento estudiantil, la precariedad laboral femenina y debates en torno a la industria del sexo y su impacto en la cultura de la reproducción. La combinación de ideología y ocio es fundamental en estos campamentos juveniles, que también ofrecen torneos de fútbol, pelota y boxeo, además de exhibiciones de bomberos. Cada jornada culminará con una variedad de conciertos.
La reciente ola juvenil dentro de la izquierda abertzale ha logrado despojar a Sortu del dominio sobre el sindicato estudiantil más importante de Euskadi, conocido como Ikasle Abertzaleak. Además, ha logrado infiltrarse de manera notable en el ámbito deportivo, donde antes predominaba la izquierda abertzale clásica. También destaca su habilidad para diversificar la movilización juvenil en áreas como el feminismo, la vivienda y la defensa de los derechos laborales, a través de una variedad de organizaciones.
Conflicto entre grupos
La competencia entre estos distintos grupos se ha manifestado en los últimos años, especialmente en disputas relacionadas con fuentes de financiación, como la creación de ‘txosnas’ o casetas en festividades de verano. El dominio histórico de la izquierda abertzale en las comisiones de fiestas les ha permitido limitar el acceso de otros movimientos, incluyendo aquellos que se alinean con GKS, a estas oportunidades de financiación. Asimismo, el control sobre los ‘Gaztetxes’ o centros juveniles promovidos por afines a Ernai ha puesto de manifiesto la tensiones existentes entre ambos sectores.
La confrontación contra “el fascismo” y el apoyo a Palestina son algunos de los temas donde ambas corrientes de la izquierda abertzale juvenil coinciden, aunque cada una lo aborda de forma independiente en su búsqueda de aumentar su influencia entre los jóvenes. En los últimos meses, Ernai, el colectivo juvenil de Sortu, ha intensificado sus actividades y movilizaciones para no seguir perdiendo seguidores y para reconquistar a quienes se han alejado. Sin duda, el impacto significativo que GKS había tenido en varios sectores juveniles ha disminuido la capacidad de movilización de Ernai, un aspecto que ahora desea revertir.
La semana pasada, una movilización estudiantil en la Universidad del País Vasco resultó en el despido de un profesor, lo que subraya la atención que se busca captar entre la juventud. Esta protesta, que se llevó a cabo contra un docente acusado de tener ideas “fascistas”, incluyó un escrache en el Campus de Leioa y fue organizada por Sortu, aunque GKS e Ikasle Abertzaleak se unieron para no quedar al margen de un evento que tuvo gran repercusión en el entorno universitario.
Diversas manifestaciones, como las que piden la independencia, actos en solidaridad con Palestina, o recordatorios de los dos últimos integrantes de ETA ejecutados durante el franquismo, Txiki y Otaegi, son ejemplos de este fenómeno. Mientras los jóvenes de Ernai apoyan acciones promovidas por la plataforma Sare, que aboga por los presos de ETA, la corriente liderada por GKS enfoca su lucha hacia la “lucha revolucionaria” que los militantes de ETA simbolizaron, un legado que consideran vital proteger. GKS afirmó en el reciente ‘Gudari Eguna’, celebrado el 27 de septiembre, que “los procesos revolucionarios se alimentan de las enseñanzas dejadas por aquellos militantes de luchas pasadas”. En este contexto, instaron a “reconocer” y “perpetuar” la memoria de los trabajadores “revolucionarios”.