Después de varios meses en los que el enfoque político de Alberto Núñez Feijóo se centraba en criticar la Ley de Amnistía y, posteriormente, el modelo económico de Cataluña, en el PP se empezó a considerar que el partido más votado en el país no debía ignorar los debates sociales.
Esto se hizo especialmente evidente dado que sus propias investigaciones internas muestran que estos temas son de gran interés para los ciudadanos en una legislatura que parece prolongarse en el tiempo.
Como resultado, el partido inició un proceso caracterizado por lo que han denominado «leyes Feijóo», las cuales son propuestas alternativas sobre diversos asuntos, muchas de las cuales no habían recibido atención mediática.
Sin embargo, esto ha cambiado recientemente. Al abordar temas como la jornada laboral, la conciliación, la vivienda, y la ampliación de permisos por nacimiento, han logrado liderar el debate político, aunque esto haya sorprendido a algunos de sus propios sectores al presentarlos sin un previo consenso.
El desarrollo más reciente de esta estrategia, que no es novedosa, se relaciona con la propuesta de modificar la jornada laboral. Feijóo se adhirió a la idea de pasar de una semana laboral de cinco días a una de cuatro, iniciativa que puede atribuirse, aunque con ciertas reservas, al actual portavoz de Sumar, Íñigo Errejón. Esto sucedió en medio de una controversia entre la CEOE y Cepyme con la vicepresidenta Yolanda Díaz, relacionada con la propuesta del Ministerio de Trabajo de reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales.
Las opiniones sobre la propuesta de Feijóo no fueron bien recibidas por la patronal, a pesar de que el PP aclaró que su planteamiento «no implica reducir las horas de trabajo, sino adaptarlas mediante acuerdos entre empleados y empresarios», según indican desde Génova. Además, otros miembros del partido también mostraron descontento. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, fue una de las primeras en manifestar su postura, aunque de manera indirecta. Su entorno sostiene que Ayuso se comunica a diario con su líder, analizando diversos temas, aunque esto pudo ser dicho posteriormente. También se sumó al debate la ex presidenta regional, Esperanza Aguirre, quien aboga por una lucha ideológica sin intentar apropiarse de las propuestas que se consideran propias de la izquierda. Dentro de los grupos de diputados y senadores, existen dos corrientes sobre los posibles autores de esta idea. Algunos sugieren que el economista y antiguo eurodiputado de Ciudadanos, ahora en el consejo asesor del think tank Reformismo21, Luis Garicano, podría ser una influencia, especialmente recordando que hace 10 años cuestionó en un artículo en El País ‘¿Por qué no trabajamos menos horas?’. Otras voces mencionan a los sectores más moderados del partido, representados por el portavoz de Génova, Borja Sémper, tal vez olvidando que el propio líder del PP ha sido considerado parte del ala más centrada en temas sociales y derechos.
El debate sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto ha marcado la trayectoria de ciertos líderes en política. Durante su mandato como presidente de la Xunta de Galicia, uno de estos líderes, Feijóo, se posicionó de manera favorable hacia el reconocimiento del matrimonio homosexual, afirmando en 2006 que «esa es una asignatura zanjada en Galicia». Al asumir la presidencia del Partido Popular a nivel nacional, rápidamente abordó otro tema polémico: la legislación sobre el aborto, considerándolo cerrado.
Feijóo sorprendió a muchos en su partido al proponer, en varias entrevistas, la implementación de una jornada laboral de cuatro días. Aunque algunos miembros valoraron esta iniciativa al agradecer temas alternativos de discusión, a menudo se sintieron presionados a manifestar su opinión sobre cuestiones sin la información suficiente. Esta situación se asemejó a su proposición de solucionar a través de penalidades la conducta de partidos que violen normativas, realicen consultas no autorizadas o busquen la independencia de regiones, lo que generó una fuerte oposición y no trascendió más allá de enero de este año.
Sin embargo, no es necesario retroceder tanto en el tiempo para ver propuestas que perdieron impulso. En julio, Feijóo planteó la intervención de la Armada en el control de fronteras para evitar la llegada de inmigrantes en cayucos, debido a un verano complicado. Esta idea, que formó parte de un «Plan de Acción contra el descontrol migratorio», firmado con el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, fue otra de las iniciativas del Partido Popular que desapareció de la discusión pública.
En otro ámbito, la Proposición de Ley de Conciliación incluye un artículo específico que aborda medidas para promover la flexibilidad en el trabajo.
Se promueve que las empresas implementen iniciativas como la optimización de horarios laborales, la flexibilización de las condiciones de empleo, la instauración de bancos de horas y la adopción de semanas de trabajo flexibles para facilitar la conciliación y la corresponsabilidad. La fórmula del horario flexible permitirá ajustar las jornadas diarias o semanales mediante opciones como la distribución adaptable del tiempo laboral a lo largo del día o de la semana, que incluiría la propuesta de Feijóo de una semana de cuatro días. Esto también abarcará la elección de las horas de inicio y fin dentro de unos márgenes pactados, así como la modalidad de trabajo, ya sea presencial o mediante teletrabajo, en casos donde sea viable.
Es fundamental que la puesta en práctica de esta flexibilidad se decida en conjunto entre la empresa y los representantes de los trabajadores, teniendo en cuenta las necesidades específicas de ambas partes, sin que esto conlleve una reducción de las horas de trabajo o del salario. Este texto ha sido formulado por el departamento del vicesecretario de Economía popular, Juan Bravo, junto con la vicesecretaria de Igualdad, Conciliación y Política Social, Ana Alós, mientras que Esther Muñoz, vicesecretaria de Sanidad y Educación, se encargó de aspectos como la gratuidad de la educación infantil para menores de 3 años.
Por otra parte, en Génova sostienen su derecho a presentar propuestas políticas sin la necesidad de la aprobación previa de los líderes territoriales. Argumentan que el amplio margen de acción que Feijóo ofrece a los presidentes autonómicos debe ser entendido como una vía de doble sentido, y destacan que tienen el derecho de desvincularse de las dinámicas de gestiones anteriores del partido. A diferencia de Mariano Rajoy, quien llevó ciertos temas al Tribunal Constitucional, o de Pablo Casado, que abordó los permisos de paternidad, esta nueva dirección se plantea de forma distinta.
Los líderes regionales reconocen que «existen asuntos que son de única competencia de Génova, como presentar iniciativas sin que sea imprescindible consultarnos», aunque en ocasiones eso les tome por sorpresa.
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