La reciente medida del Secretario de Estado, Fernando Grande-Marlaska, de reincorporar a Mercedes González como Directora de la Guardia Civil, ha propiciado desconcierto y descontento tanto en la institución como en otros aspectos de la seguridad nacional. La líder del partido socialista, y actual secrtetaria de la federación de Madrid, es una figura muy vinculada con el primer ministro, quien es socio en la misma organización.
Ninguna de las fuentes mencionadas pierde de vista la presión que afronta el círculo cercano de Pedro Sánchez y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), por las investigaciones realizadas por la Unidad Central Operativa (UCO) del cuerpo militar, que se especializa en delitos de corrupción.
La gente dirigida por el coronel Rafael Vicente Yuste Arenillas han liderado las investigaciones relacionadas con Begoña Gómez, esposa del líder del gobierno, así como del hermano de este, David Sánchez, y el caso Koldo, que afecta a altos funcionarios del Ministerio de Desarrollo e implica directamente al antiguo vicepresidente del partido socialista, José Luis Ábalos. Yuste Arenillas asumió el cargo en junio del 2023, un mes antes de las elecciones generales, designado por Leonardo Marcos, el director que reemplazó a Mercedes González, quien solo ocupó el puesto por dos meses antes de unirse al partido PSOE. Ella misma será la reemplazante de Marcos. En el Ministerio del Interior existe la expectativa de que el segundo mandato de Mercedes González se extienda por más tiempo, por lo que no se descarta hacer ajustes en posiciones relevantes según el equipo de la nueva directora, incluso el líder de la UCO. El gobierno mismo ha suscitado preguntas al designar a una fiel representante socialista para liderar la Guardia Civil en un momento tan crucial. Antes de cualquier reacción, y durante el Consejo de Ministros celebrado este martes, fuentes gubernamentales solicitaban “no sacar conclusiones que no se ajustan a la realidad”, en una referencia clara a las investigaciones actuales.
Marcos se ha ido, según se informa desde el equipo de Marlaska, por una elección personal. Aquellos que traten de encontrar razones ocultas relacionadas con las tareas diarias de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, quizás añoran la época, ahora olvidada, en la que el Ministerio del Interior era conocido por sus «policías patrióticos» y se empleaban recursos públicos en investigaciones partidistas. Los efectos de la nueva era de González en la Benemérita sólo pueden ser evaluados por su tiempo y las decisiones que tome. No obstante, la institución experimenta actualmente la peor crisis de su historia, con algunos sugiriendo que era más estable incluso durante el mandato de Luis Roldán. Desde que Marlaska se convirtió en ministro, han habido cinco periodos de reinado por parte de cuatro directores en seis años, una situación definida por un oficial como «insoportable para trabajar». «El número de cambios en los últimos años es increíble», comenta. Jucil, la organización con mayor representación en el Pleno de la Guardia Civil, en una declaración, desean que la nueva directora adopte una actitud «más diáloga, más abierta y más receptiva» en respuesta a las demandas y propuestas de los agentes después de un periodo caracterizado por la falta de diálogo y progreso. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) manifiesta su «inquietud» sobre los acontecimientos recientes. «Cada nuevo nombramiento en dirección implica la ruptura de los proyectos, programas y objetivos establecidos, lo que afecta negativamente al buen funcionamiento de la institución y, consecuentemente, tiene un impacto desalentador en sus demandas profesionales a corto y largo plazo».
La Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) ha expresado su alegría en X por el cambio de director, confiando en que la nueva líder establezca una mejor comunicación con las asociaciones para abordar desafíos pendientes. La Independientes de la Guardia Civil (IGC) también comparte la esperanza de que la nueva directora reinicie las conversaciones para reconocer a los guardias civiles y a la policía nacional como profesiones de riesgo. Sin embargo, la Guardia Civil ha enfrentado más problemas que simplemente cambiar de directores. Durante los seis años de Marlaska en el cargo, su relación con el organismo ha sido cuestionada en repetidas ocasiones. Las destituciones de los coroneles Manuel Sánchez Corbí y Diego Pérez de los Cobos marcaron una división, y su «pérdida de confianza» causó la ira de muchos generales, varios de los cuales renunciaron, incluido Laurentino Ceña, quien se negó a destituir a De los Cobos. Adicionalmente, se ha visto embroilada en escándalos de corrupción como el caso Cuarteles, el Mediador y el reciente caso Koldo. En cuanto a inmigración, el período de Marlaska se vio manchado por diversas crisis con Marruecos, como la entrada de 10.000 niños en Ceuta en 2021 y la muerte de varios inmigrantes y desapariciones en territorio marroquí tras una avalancha de personas.
Lo que más ha impresionado a los agentes sin duda fue el trágico desenlace de dos guardias en Barbate que fueron atropellados por una lancha de narcotraficantes. Esta incidente pone de relieve las quejas persistentes sobre la insuficiencia de recursos humanos y materiales en el Campo de Gibraltar, una demanda que las asociaciones continúan enfatizando.
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