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El primer año de caos en el accionariado de Telefónica ha sido marcado por la presión de Moncloa, el STC y el mercado bursátil hacia Pallete

Tras el cierre de la bolsa europea, un anuncio oficial de STC revoluciona los salones de la Telefónica. Momentos luego, el consorcio saudí emitió un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) informando sobre la adquisición del 5% del conglomerado y que podría incrementar hasta un 9,9% si decide ejercer opciones de otros instrumentos financieros.

“Telefónica y STC Group tienen muchos aspectos en común, comparten la misma enfoque sobre la utilización de la tecnología para vincular a gente y la creación de una estrategia para fomentar el crecimiento. Esta significativa inversión a largo plazo de STC Group coincide con nuestra estrategia de expansión, que se centra en sectores prometedores a nivel global como la tecnología y la infraestructura digital”, declararon en una breve nota enviada al supervisor de la bolsa.

Esas horas marcaron un hito en una empresa que era líder por la cantidad de usuarios (hasta la fusión de Orange y MásMóvil) y por sus inversiones, que continua siéndolo. Las horas subsiguientes fueron cruciales debido a que los ejecutivos, incluido su presidente José María Álvarez-Pallete, no tenían conocimiento de este movimiento de accionistas que situaría a STC como principal propietaria de la operadora española. El líder se embarcó apresuradamente hacia Arabia Saudí desde Estados Unidos, donde había estado para varias reuniones con tecnológicas prominentes, para entender las intenciones de STC. La maniobra excedió el ámbito corporativo y comenzó a influir en el campo político. El Gobierno español salió rápidamente a respaldar los intereses del Estado en Telefónica y la identidad española de la operadora. Diversos ministerios tienen contratos con la compañía y son delicados dado el volumen de información de datos que poseen. Defensa, Interior y Hacienda son algunas de las carteras con acuerdos vigentes.

El posible acceso de STC a información confidencial al obtener un asiento en el consejo de administración obligó a Sánchez y otros ministros a tomar acciones. En respuesta, el gobierno decidió comprar acciones poco a poco hasta poseer el 10% y obtener un lugar en el consejo, que ahora ostenta Carlos Ocaña. Sin embargo, la irrupción abrupta del gobierno en las acciones de Telefónica causó inquietud entre los demás grandes accionistas. A pesar de tener el mismo objetivo de frenar a STC, estos inversionistas también querían proteger sus propios intereses. Este fue el caso de Criteria Caixa, el holding inversor del grupo La Caixa liderado por Isidro Fainé. Empezó a recomprar acciones para asegurar su influencia en la empresa, dado que para su sociedad, esta constituye una «empresa estratégica”. Actualmente, posee el 10% de la empresa, al igual que la SEPI. En cuanto a STC, está esperando las acciones del gobierno. Después de un año de cambios en el accionariado y la presentación de un plan estratégico, en el que José María Álvarez-Pallete intentó tranquilizar a los empleados y accionistas, STC planea incrementar su participación al 9,9%. En este sentido, será difícil ya que el gobierno tiene que dar luz verde a través del Ministerio de Defensa. Aunque Margarita Robles no está a favor de que el grupo saudí tenga tal participación, desde Moncloa se insiste en que este movimiento no debería dañar las relaciones con Arabia. El gobierno se encuentra así en una encrucijada, ya sea al permitir que la empresa asiática tenga más presencia en el consejo o al rechazar su solicitud de acceso al mencionado porcentaje. Es en este punto donde STC empieza a presionar, particularmente al Gobierno, a pesar de que Pallete asegura no tener conocimiento «desde hace un año» de la situación del nuevo accionista en la empresa.

«No tengo conocimiento de que STC haya emitido ningún anuncio desde que el año pasado anunciaron su inversión en la empresa. Tampoco estoy al tanto de que hayan tramitado la autorización para adquirir más del 5% del capital», declaró el alto funcionario durante una comida en el Club Siglo XXI en Madrid. Sus declaraciones son escasas, al menos. Desde que se dió a conocer la incursión de STC en el capital de la teleoperadora, el presidente de Telefónica y Arabia Saudí se han reunido un par de veces. La última vez fue en la sede de la empresa. Los planes de STC, por otra parte, tienen similitudes con los de SEPI. Su objetivo es incrementar su representación en el consejo de dirección. Actualmente, STC no cuenta con ningún representante, pero podría solicitarlo una vez que alcance el 9,9%. La Moncloa, por otro lado, estaría interesada en expandir su participación y conseguir un segundo asiento. José María Álvarez-Pallete tendrá que resolver esta situación con tacto. El hipotético aumento de acciones de STC podría desestabilizar la estructura del consejo de administración ya que la empresa podría conseguir un asiento en el consejo ejecutivo. Además, el nuevo miembro tendría que ser mujer para cumplir con la ley de igualdad de género. Asimismo, Telefónica tendría que reestructurar el consejo para cumplir con el número requerido de directores independientes. La renovación del consejo será uno de los principales temas a debatir por José María Álvarez-Pallete y su equipo directivo. La SEPI, que ya cuenta con un asiento ocupado por Carlos Ocaña, podría solicitar un nuevo representante. Este periódico ya adelantó que el Gobierno tiene a Therese Jamaa y Carme Artigas en la lista, aunque habrá que esperar los movimientos de STC.

Es importante destacar que el puesto de Isidro Fainé, José Javier Echenique, Peter Löscher, Verónica Pascual y Claudia Sender fue ratificado por el consejo de administración, tras la inclusión de Solange Sobral y Alejandro Reynal en diciembre. Por otro lado, la cotización bursátil de Telefónica en el Ibex 35 es una preocupación inmediata para su presidente, Pallete. El ejecutivo expresó recientemente su pesar por la baja cotización: “Si el mercado confiara en nuestro plan, habría un aumento…aunque fuera solo por razones básicas”. Pallete es optimista en que la empresa está implementando todas las medidas necesarias para mejorar la cotización de las acciones. «Para que la cotización incremente, debemos alcanzar nuestros objetivos de crecimiento e ingresos», reiteró. Sin embargo, es evidente que, desde el inicio de la pandemia, el precio de las acciones ha fluctuado entre 3,6 euros y 4,20 euros sin lograr superar el umbral de 4,5 euros. Por otro lado, es notable que durante este año la recuperación es considerable y Telefónica se ha revalorizado un 15%.

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