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Llach se está inclinando hacia la derecha radical, mientras que Illa busca el apoyo de Lamine Yamal para revivir la Diada

Esta miércoles, Cataluña conmemora su Diada por primera vez sin un gobernante separatista en la Generalitat. Por primera vez desde la transición, no hay partido nacionalista formando parte del ejecutivo, como era común en los tripartitos liderados por Pasqual Maragall y José Montilla.

La administración de Salvador Illa se enfrenta a una Diada excepcional, con un nuevo rival en el escenario, la Asamblea Nacional Catalana (ANC), liderada también por recién llegado, Lluís Llach. Durante sus primeros meses en el cargo, Llach ha hecho campaña en favor del expresidente Carles Puigdemont y en contra del propio Illa y de ERC.

A pesar de la crisis creada por el descenso de los partidarios independentistas en las elecciones autonómicas del 12M, la ANC ha logrado superar el primer escollo de la Diada, apoyada por Òmnium Cultural, reuniendo una vez más a la «unidad independentista». Sin embargo, Llach casi rompe este delicado equilibrio 24 horas antes de la manifestación anual que se utiliza para medir el peso del movimiento independentista, al invitar a la líder extremista de derechas independentista, Sílvia Orriols, conocida por su islamofobia y su oposición a la inmigración. Por otro lado, el Govern de Illa promueve la idea de una Cataluña «diversa» y «acogedora». Esta visión se hará realidad en el evento del viernes, donde uno de los nuevos íconos catalanes será Lamine Yamal, futbolista del F.C. Barcelona y de la selección nacional. Junto a Aitana Bonmatí, también jugadora del equipo blaugrana, Yamal participará en un video que busca mostrar «las distintas maneras de vivir en Cataluña», según explicó la portavoz del Govern, Sílvia Paneque.

El doctor Antoni Trilla y Montserrat Puig Antich, hermana de uno de los finales condenados bajo el régimen de Franco, participaron en una reflexión reciente. El martes, Illa utilizó su primer anuncio oficial como presidente para enfatizar la importancia de la diversidad y advirtió contra ignorar el fenómeno de la migración, que calificó de «crisis mundial». En su declaración, Illa revivió una frase que utilizó en su última discusión parlamentaria con Orriols: «Cualquiera que venga a mejorar Cataluña es catalán». Este mensaje, notablemente, no incluyó una demanda independentista, la primera vez que esto sucede en una década. Tampoco mencionó la financiación única acordada con ERC, que ha causado un gran desacuerdo entre los miembros del PSOE. Illa se centró en su demanda de «servicios públicos excepcionales» y pidió «volver a ser modelo» en la acogida.

Mientras tanto, Llach invitó a los seguidores de Aliança Catalana, el partido de Orriols, a unirse, a pesar de sus posibles diferencias, como mencionó en una entrevista reciente en RAC1. Sin embargo, tanto la CUP como el ERC amenazaron con no participar en la convocatoria. El ERC emitió una declaración pidiendo que «todas las organizaciones y grupos independentistas activamente se opongan a la presencia de la ultraderecha y no apoyen sus objetivos de manera directa o indirecta». Este ha sido el último episodio en la contienda entre Llach y ERC, después de semanas en las que el presidente de la ANC ha declarado abiertamente que ha «tirado la toalla» con el ERC, a quien culpa de abandonar el independentismo por su pacto con el PSC. Este enfoque pone en peligro a un Esquerra ya debilitado por su conflicto interno y la controversia manifestada en la «guerra sucia» interna entre los partidarios de Oriol Junqueras y Marta Rovira.

A pesar de los contratiempos, Esquerra ha confirmado que volverán a presentarse en la protesta de la ANC este año. Sus figuras más destacadas serán Marta Vilalta, la portavoz, y el exconsejero Juli Fernández. Sin embargo, el expresidente Pere Aragonés y Rovira, el líder organicista del partido, no estarán presentes. En medio de una fractura palpable dentro de las filas independentistas y un aparente declive en la asistencia, la ANC ha decidido emplear la estrategia de organizar protestas «descentralizadas». En otras palabras, realizarán cinco protestas simultáneas en Barcelona, Tarragona, Lleida, Girona y Tortosa con el objetivo de «reavivar el espíritu independentista en toda Cataluña», según las afirmaciones de la organización independentista. El año pasado, la ANC logró reunir a 115.000 personas, de acuerdo con las estimaciones de la Guardia Urbana de Barcelona, aunque este número era 35.000 inferior al del año anterior. Esto demostró que la amnistía, que era el tema central de las negociaciones entre Junts y PSOE para el despacho de Pedro Sánchez, no ha movilizado al movimiento independentista. Sin embargo, estas reuniones independentistas servirán para tener una idea de cómo la corriente más tradicional del independentismo ha asimilado la segunda huida de Puigdemont después de su breve visita a Barcelona el pasado 8 de octubre. ERC da por hecho que seguirán siendo objeto de críticas este año debido a su acuerdo con el PSC, de ahí la ausencia de sus líderes más reconocidos. Aunque queda por ver si Puigdemont, quien en su día fue un líder indiscutible, se convierte en el objetivo de los manifestantes como en su día lo fueron Oriol Junqueras, Aragonès o Carme Forcadell.

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