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La designación de Escrivá y la inminente partida de Ribera forzan a Sánchez a analizar la magnitud de la crisis gubernamental

Está pendiente que Carlos Cuerpo, el jefe de Economía, haga un anuncio oficial este miércoles por la tarde en el Parlamento. Se espera que confirme que su colega del Gabinete, José Luis Escrivá, asumirá como el nuevo presidente del Banco de España, por recomendación del líder del gobierno.

A pesar de la oposición férrea del PP debido al temor de perder la independencia del régulador, parece inevitable el ascenso del ministro de Transformación Digital y Función Pública, siempre que no haya cambios de última hora. Pedro Sánchez está decidido a instalar a su candidato como reemplazo de Pablo Hernández de Cos.

Sin embargo, esta reorganización provocará otro pequeño terremoto en su gobierno: una reestructuración forzada que puede llevar al nombramiento de un reemplazo para Escrivá o a la desaparición de su departamento. Pero habrá que hacer otro ajuste más adelante, probablemente en noviembre, cuando la tercera vicepresidenta, Teresa Ribera, se vaya a la Comisión Europea. Algunos líderes socialistas importantes creen que este podría ser el momento para una renovación más profunda del gobierno.

Este martes, la Moncloa y Economía se negaron a confirmar oficialmente que Escrivá es el seleccionado. Se dio una orden clara: no adelantar ni afirmar que el ministro de Transformación Digital es el preferido de Sánchez, y no dar pistas sobre el próximo movimiento del presidente. La portavoz del gobierno, Pilar Alegría, se refirió a la intervención de Cuerpo en la Comisión de Economía del Congreso, destacando que el candidato tendrá «absoluta solvencia, como siempre».

La designación de Escrivá no tiene que pasar por el Consejo de Ministros. Es nombrado por el Rey a recomendación del presidente, aunque el ministro de Economía debe dar a conocer su candidatura.

La elección del líder del Banco de España (BdE) no requiere la aprobación del Consejo de Ministros. Según el artículo 24 de la ley del regulador, el Rey designa al gobernador basándose únicamente en la recomendación del presidente del Gobierno. Sin embargo, antes de esto, el Ministro de Economía debe informar a la comisión pertinente sobre el candidato propuesto. Una vez completada esta etapa, el nombramiento se anuncia oficialmente en el BOE y el nuevo gobernador jura o promete su puesto para un término fijo de seis años, que no puede ser extendido.

Si Escrivá resulta en última instancia elegido, según adelantó la SER, Sánchez habría quebrantado una norma no establecida formalmente que indica que el Gobierno elige al gobernador del BdE y el principal partido de oposición a su segundo en comando. Fue lo que sucedió en 2018: Mariano Rajoy designó a Pablo Hernández de Cos y el PSOE propuso a Margarita Delgado como subgobernadora. Ella ha estado a cargo de la institución en funciones desde que concluyó el período de Hernández de Cos en junio pasado. Su mandato termina el 11 de septiembre próximo, lo que obligó al Gobierno a seleccionar rápidamente un nuevo gobernador.

El partido del PP ha manifestado su desacuerdo rotundo con la posibilidad de que Escrivá sea elegido, argumentando que se menoscaba la autonomía del organismo supervisor. Según Alberto Núñez Feijóo, desde su punto de vista, todas las señales apuntan a que el Gobierno hará tal nombramiento, lo que el PP ve como una invasión más del Banco de España. Por ello, han decidido no presentar a nadie para el puesto de subgobernador. El líder del PP señaló que no se puede ejercer el cargo de ministro en la mañana y el de gobernador en la tarde. Continuó diciendo que la designación de Escrivá sería perjudicial para la reputación del Banco de España dentro del Banco Central Europeo, según EFE. No obstante, el Gobierno ha enfatizado que dicha transición de un cargo gubernamental a uno supervisor es bastante común en Europa, citando ejemplos como Mário Centeno de Portugal y Martin Kocher de Austria.

Sánchez, por otro lado, se inclina por cumplir su compromiso personal con Escrivá, incluso si contraviene su propio registro histórico, ya que criticó el nombramiento de MAFO por Zapatero en 2006.

A pesar de las contradicciones con su postura pasada, Sánchez ha decidido mantener su compromiso personal con Escrivá. Recordamos que en 2014, siendo el líder opositor mientras Rajoy gobernaba, Sánchez criticó la decisión de Jose Luis Rodríguez Zapatero de poner a Miguel Angel Fernández Ordóñez, anterior secretario de Estado de Presupuestos (2004-2006), al mando del BdE desde 2006 hasta 2012. Tal decisión no fue respaldada por el PP debido al fenómeno de la puerta giratoria. Ahora, Sánchez parece determinado a asumir el costo político de su elección.

«Sus propias acciones lo desacreditarían»

Se anticipa que la eventual partida de Escrivá generará algunos cambios en el gabinete. Algunos miembros del equipo de Sánchez creen que podría eliminar el ministerio, permitiendo que Economía se encargue de las responsabilidades de Transformación Digital – anteriormente esta competencia era manejada por un único departamento, a cargo de Nadia Calviño – y que Hacienda se encargue de Función Pública – tarea liderada anteriormente por la primera vicepresidenta, María Jesús Montero. Sin embargo, también existe la posibilidad de que elija un sucesor para Escrivá. «No lo tengo claro. Escucho ambas posibilidades, pero mi intuición me dice que nombrará a alguien. No es una afirmación basada en información concreta», afirma un miembro importante del gabinete. Si decidiese mantener el ministerio, se mantendría también la correlación de poder entre PSOE (17 ministerios) y Sumar (5).

Existe la chance de que el ministerio sea eliminado. Sin embargo, tal decisión cuestionaría la creación de dicho departamento por parte de Sánchez hace un año. A pesar de que a Pedro le importa poco cambiar de parecer si se alinea con un objetivo legítimo, como en este caso, podría ser reducir el tamaño del gobierno o evitar una reorganización del gabinete en vista de la próxima salida de Teresa. Sin embargo, también es cierto que no parece tener la necesidad de promocionar a alguien al rango de ministro. Por otro lado, tener un ministerio para maniobrar políticamente siempre es una ventaja, y eliminarlo implicaría perderla.

Ambos escenarios, por lo tanto, son opciones viables. Asimismo, Sánchez tendrá que encontrar un remplazo para Ribera cuando se convierta en comisaria europea, algo que se espera suceda en noviembre o diciembre de este año. Este cambio puede coincidir con el 41º Congreso Federal del PSOE, que se realizará en Sevilla del 29 de noviembre al 1 de diciembre. Incluso en el equipo cercano de Sánchez hay incertidumbre sobre si tiene planes para una remodelación significativa del gabinete o simplemente ajustes menores.

Juan Espadas, el secretario general del PSOE en Andalucía y portavoz en el Senado, se está perfilando dentro del partido y el gabinete como un posible candidato a un puesto ministerial, potencialmente en Transformación Digital o Agricultura, entre otras posibilidades. Tal cambio sería una compensación por su posible partida de la dirección del PSOE-A. Esto implicaría que Sánchez estaría buscando a un nuevo candidato para Andalucía, una comunidad vital para consolidar su proyecto.

Existen conjeturas dentro del partido que indican que Espadas, líder de los socialistas andaluces y alineado con Ferraz, podría unirse al Ejecutivo. El propósito sería recompensar su posible renuncia al liderazgo PSOE Andaluz, tal vez para ceder el control a Montero.

Entre algunos miembros del partido hay una creciente percepción de que Espadas no tiene la fuerza para derrotar a Juanma Moreno, creando incertidumbres sobre quién podría sucederlo. Montero, la vicepresidenta, se menciona con frecuencia, aunque no todos en el partido la ven en posición favorable, particularmente debido al pacto entre el PSC y el ERC en el que ella se opuso pero que contempla el concierto catalán, y que sería una fuerte arma del Partido Popular Andaluz en su contra.

Al final, toda decisión sobre la sucesión de Espadas y su posible reemplazo por Montero quedará en manos de Sánchez, siempre y cuando considere necesario el cambio y determine si su actual número dos continúa siendo esencial a su lado, o si debe intentar recuperar el antaño bastión socialista.

Todo concluye y se resuelve en él, en el mandatario. La promoción de Escrivá resalta claramente que es el líder del gobierno quien toma las decisiones y ejerce su autoridad, y a su vez, quiere ser visto haciendo todo esto. Aunque esto pueda tensar aún más la prácticamente nula relación con el PP. Aunque esto signifique atraer más críticas tanto internas como externas. En este momento no necesita el acuerdo de la oposición para llevar a cabo su decisión, y esta ventaja, salvo imprevistos, está decidido a utilizarla.

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