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La cúspide del PP se debate entre seguir la vía de Feijóo o adoptar la firmeza de Ayuso para resistir la «trampa» financiera de Sánchez

La dirección del Partido Popular está experimentando tensiones internas respecto a cómo abordar la cuestión de la financiación autonómica ante el Gobierno. La desavenencia no radica tanto en las opiniones fundamentales, que son más o menos compartidas, sino en la estrategia para encarar el procedimiento.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, provocó una fuerte respuesta este miércoles cuando propuso reuniones bilaterales con los líderes del PP para debatir la financiación, junto con la promesa de «más recursos» para todas las comunidades autónomas. Esta propuesta se percibió tanto como un mensaje a los miembros del Comité Federal del PSOE, como en anticipación al congreso del partido previsto para noviembre.

La propuesta de Sánchez fue calculada cuidadosamente para crear agitación dentro del PP, que se prepara para un importante encuentro el viernes. A finales de agosto, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, convocó a todos los presidentes autonómicos del partido a una reunión privada, que también contará con la presencia de Manuel Domínguez, el vicepresidente del PP en Canarias.

El objetivo de la reunión es discutir y anunciar las directrices generales del partido para la reforma del sistema de financiación autonómico, que ha sido obsoleto desde 2014 y fue planteado en 2009. Los líderes del PP argumentan que el Gobierno se ha mantenido inactivo en esta cuestión. El partido espera salir de la reunión con una «unidad» y demandas comunes que hagan que el Ministerio de Hacienda tome medidas.

Aunque el escenario no es nada fácil, los responsables de Génova sostienen que todos los barones tendrán que ceder algo y no pueden esperar satisfacer totalmente su demanda al 100%. Sin embargo, salir airosos de este viernes del Complejo Duques de Pastrana, lugar de reunión a partir de las 11 a.m., parece arduo, debido a los debates complicados que se avecinan. No hay acuerdo sobre, por ejemplo, el principio de ordinalidad (recibir en relación a lo aportado a la caja), un principio que defienden las regiones más ricas como Madrid o las Islas Baleares, pero que es rechazado por las más subfinanciadas, lideradas por la Comunidad Valenciana.

Esta dificultad interna, unida a la rigidez gubernamental debido a la cantidad de participantes involucrados y la débil capacidad de conformar mayorías desde la Moncloa, provoca inquietud en el PP. Hay un temor palpable, no tanto por la situación actual, sino por lo que se prevé de cara al futuro en términos de financiación. Podría ser aún más complicado si el PSOE continúa liderando el gobierno, a menos que Junts o ERC alteren previamente la mayoría de investidura según sus propios intereses. La falta de acuerdo y la grave situación de las regiones autónomas a lo largo del Mediterráneo, así como en las áreas más afectadas por la despoblación, podría hacer que los representantes territoriales privilegien los intereses locales por encima de los de partido. En otras palabras, estarían dispuestos a aceptar propuestas presentadas por Sánchez y María Jesús Montero, la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda.

Hasta ahora, los líderes del Partido Popular han evitado esta situación. Se esforzaban en llegar en una posición fuerte para el evento teniendo en cuenta las posibles dificultades presentadas por el gobierno. Ignoraban constantemente la opción de tomar medidas individuales. «Es necesario continuar con la negociación de la mejor propuesta junto a los ministros de finanzas de cada región, establecer los fundamentos y profundizar los detalles numéricos» señalaron fuentes de partido al comienzo de la semana. La cuestión fue abordada con delicadeza por Feijóo el martes, durante un desayuno informativo donde presentó a su delegado de Aragón, Jorge Azcón. Débemos evitar «tentaciones», dijo.

El debate se encendió con Ayuso y Génova apaciguó

El miércoles, al mediodía, Sánchez propuso la idea de encuentros bilaterales para equilibrar la solicitud del Partido Popular de tratar el tema de manera «multilateral» a través de una Conferencia de Presidentes. No hubo respuesta hasta el jueves, cuando Ayuso utilizó la apertura de la temporada política en Arganda del Rey para definir su postura – la más contundente dentro del Partido Popular. Lo demostró claramente al establecerse en una oposición reconocida a Sánchez. La líder de Madrid instó a una postura implacable y unificada contra el líder socialista, lo que incluye también el rechazar reunirse con él. Un rechazo general para no darle oportunidad de presentar ninguna de sus «singularidades». «Si vamos a reunirnos, que nos juntemos todos. Nos intentará sobornar individualmente», expresó.

La inquietud hacia acuerdos individuales se manifestó en las palabras de Ayuso. «No se trata de dinero, sino de España. Tenemos un Gobierno que despilfarra el dinero de todos», aseveró. Invitó a otros presidentes a no ceder ante las estrategias de Sánchez y Montero, y se negó a centrar el diálogo solo en Madrid. Este fuerte pronunciamiento buscaba defender sus intereses ante la dificultad de implementar el principio de ordinalidad.

Aunque sus palabras no recibieron respaldo público, la posición de Fernando López Miras de Murcia evidenció las discrepancias sobre cómo abordar el conflicto. Fuentes regionales señalan que Carlos Mazón, Alfonso Fernández Mañueco y María Guardiola podrían unirse a él debido a las circunstancias de sus respectivas comunidades. «Espero que me convoque», afirmó López Miras, refiriéndose a varias peticiones que ha realizado desde 2018. Y aunque se comprometió a tratar este y otros temas, descartó cualquier posibilidad de un acuerdo financiero. Solo información. La cancelación de la deuda en varias áreas es una opción que el Ministerio de Hacienda contempla.

¿Ayuso está desafiando la corriente principal al abordar este tema individualmente al enfrentar una reunión que requiere unidad? Los allegados a la presidenta de la Comunidad de Madrid lo niegan. «Feijóo también ha propuesto que no nos dejen dividirnos por presiones financieras», mencionan sin profundizar en el rechazo de participar en el diálogo bilateral. Sin embargo, subrayan que esa es la postura de Ayuso, y con esa actitud llegará a la cumbre del PP este viernes. Defenderá esta perspectiva para intentar limitar aún más el margen de maniobra de Sánchez.

A pesar de la comparación con la postura de Feijóo, Génova intervino para aclarar a Ayuso. Enfatizó mediante un comunicado informal que todos los líderes regionales tienen autonomía para tomar decisiones sobre los «asuntos que afecten a cada región» y para establecer el «nivel de relación institucional adecuado» con los representantes del gobierno. No se hacía ninguna referencia a Ayuso. «Génova no promoverá ni prohibirá ninguna reunión». «Nuestra confianza y respeto hacia ellos es total», añadían, así como su «firmeza frente al chantaje que Sánchez pretende para buscar aliados en sus concesiones al independentismo.»

Énfasis en multilateralismo
A la promesa de López Miras de no pactar bilateralmente con Sánchez nada que se centre en la financiación y no vaya paralelo a la garantía de «igualdad» territorial y «solidaridad», se unió Azcón asegurando que el tema debería ser tratado conjuntamente con todos los presidentes, como propuso Ayuso. En esencia, un esfuerzo para detener la discusión e integrar el consejo no tanto en las palabras de Ayuso, sino en la propuesta base que surge de allí.

A esto, Génova agregó su propio comunicado. «Queremos destacar el compromiso con la solidaridad de todos los territorios gobernados por el PP y su compromiso con la negociación multilateral en relación al sistema de financiación». «Aquellos que buscaban la división no la han encontrado ni la encontrarán», declararon, para cerrar el tema. Resta ver si Ayuso, en público, continúa con su petición o se adhiere a la postura de Génova.

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