Han transcurrido dos semanas desde las elecciones en Venezuela y no se ha sabido nada del ex mandatario José Luis Rodríguez Zapatero. Fue invitado como observador internacional por el régimen de Nicolás Maduro durante las elecciones. Sin embargo, ha permanecido en silencio a pesar de las claras evidencias de intentos de Maduro de ocultar la victoria de la oposición representada por Edmundo González, al no revelar los resultados del conteo de votos.
Esta situación ha generado dudas entre destacados líderes de la izquierda latinoamericana que también le pidieron acciones al respecto. A día de hoy, Zapatero sigue sin aparecer, a menos que prospere el plan propuesto por el Partido Popular de España.
Este plan propuesto por el Partido Popular Europeo (PPE), el principal grupo en el parlamento Europeo, busca que Rodríguez Zapatero comparezca ante la Comisión de Exteriores en Estrasburgo a finales de mes. La iniciativa, impulsada por el PP, se podría llevar a cabo a finales de septiembre, según las estimaciones de Génova. Sin embargo, fuentes internas del partido reconocen que el ex presidente «no está obligado a ir». Además, dada su determinación de mantenerse mudo e incluso intentar persuadir a otros de aceptar la victoria de Maduro, como se ha sugerido en varias fuentes, existen dudas sobre si estaría dispuesto a romper su inexplicable silencio.
El Partido Popular espera que Zapatero no desafíe al Parlamento Europeo y acuda a hablar acerca de Maduro.
Los populares esperan que no se atreva a despreciar de tal forma al Parlamento Europeo. Destacan que sería muy vergonzoso que un ex líder gubernamental de uno de los 27 países miembros ignorara a la Eurocámara. Sin embargo, mantienen reservas debido a incidentes pasados. Han convertido este silencio en uno de sus principales puntos de lucha. Además, Zapatero no solo es un antiguo líder del gobierno, sino también uno de los principales recursos de Pedro Sánchez en la actualidad. Jugó un papel crucial para él en la campaña electoral general del 23 de junio y nuevamente en las catalanas del 12 de mayo. Pasó de ser crítico de Sánchez a ser uno de sus principales apoyos.
A medida que Felipe González ha ido alejándose de la cabeza del gobierno, Zapatero ha comenzado un proceso de alineación, respaldando particularmente todas sus políticas en relación al independentismo, desde los acuerdos en Madrid y Barcelona con ERC, Bildu y Junts, pasando por los indultos, la Ley de Amnistía y el pacto fiscal.
Sin embargo, ni la Unión Europea ni el Centro Carter han conseguido unirlos, al menos a primera vista. Mientras Sánchez terminó aceptando la decisión de la UE de no reconocer la victoria del candidato venezolano, el ex líder, que mantiene una buena relación con Maduro, ha decidido mantenerse en silencio. El pasado lunes 5, la UE emitió un comunicado en el que señalaba que «sin pruebas para respaldarlos, los resultados publicados el 2 de agosto por el Consejo Nacional Electoral (CNE) no pueden ser reconocidos».
El Centro Carter, un ente observador de los comicios, ha concluido que el proceso electoral no fue democrático. Esto se debe a los desafíos enfrentados por la oposición, que fue perseguida e inhabilitada para participar en las elecciones, y a las irregularidades en el conteo de votos. El prestigioso centro también señaló que no pudo confirmar la veracidad de los resultados de la elección presidencial anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela. Desde ese momento, el gobierno chavista ha detenido a más de 2.000 opositores y el país parece estar al borde de una guerra civil.
Este martes, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, comparecerá ante la Comisión de Exteriores en el Senado a petición del PP. Se espera que el ministro explique las acciones y decisiones del gobierno en relación con la retención y la posterior expulsión de una delegación oficial del Senado por las autoridades venezolanas. También se le pedirá que evalúe la integridad democrática y los resultados oficiales de las elecciones celebradas el 28 de julio de 2024 en Venezuela.
Para el principal partido de la oposición, el gobierno se posicionó del lado del régimen chavista cuando no se permitió la entrada a Venezuela a una delegación de diputados, senadores y eurodiputados populares durante el día de las elecciones, a pesar de haber sido invitados por la oposición. También se acusa al gobierno de tener una respuesta inicial tibia y complaciente con Maduro, exigencia subrayada cuando miembros destacados del gabinete, como la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, pidieron el reconocimiento de la victoria del autócrata.
Los «intereses económicos» de Zapatero en Venezuela se situaron bajo el foco de atención.
El partido Popular ha insinuado que la estrecha relación de Zapatero con el gobierno de Venezuela puede estar motivada por «beneficios financieros». González Pons, representante de este partido, expresó la semana pasada a los medios que “su afinidad con Maduro solo puede ser explicada si hay un beneficio económico detrás de ella, de lo contrario, carece de sentido». Expresó su vergüenza que José Luis Rodríguez Zapatero sea un ex mandatario de España. Pons tendrá la oportunidad de expresarle directamente sus puntos de vista a Zapatero si acepta asistir al Parlamento de Estrasburgo a finales del próximo mes.
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