Independientemente del uniforme que porten las personas interrogadas, todos coinciden en la «vergonzante farsa» del jueves pasado con el regreso de Carles Puigdemont a España. Los líderes y oficiales interrogados se quedan perplejos sobre cómo el antiguo presidente catalán pudo caminar hasta el Arco de Triunfo en Barcelona, dar un discurso y escapar sin ser arrestado.
Los más afectados son los Mossos d’Esquadra. Los oficiales sabían que, sin importar lo que sucediera con Puigdemont, serían criticados de todas formas. Sin embargo, los sindicatos han tomado la delantera y han apuntado a sus líderes y a la dirección política por la operación desplegada durante la investidura de Salvador Illa.
Las organizaciones han solicitado al conseller del Interior y al director general de la Policía de la Generalitat que provean la explicación «apropiada» tanto al cuerpo policial como a los ciudadanos, con el fin de preservar la «reputación» de la policía catalana.
La investigación para capturar al político está siendo llevada a cabo por la Comisaría General de Información de Mossos, pero los líderes tendrán que realizar una auditoría interna para entender qué ocurrió y, lo más importante, quién le ayudó. Actualmente, hay dos policías arrestados, uno es el dueño del automóvil en el que Puigdemont huyó, y el otro participó en el operativo. Sin embargo, al menos otros dos realizaron funciones de escolta durante la llegada de Puigdemont. Algunas fuentes sugieren que podrían haber sido hasta cinco, y que algunos ya habían actuado como escoltas de un expresidente catalán.
La vergonzosa operación «Jaula».
La vergüenza de los miembros de los Mossos no llegó a su fin tras perder de vista a Puigdemont. Al percatarse que supuestamente había abandonado el lugar en un Honda blanco, pusieron en marcha la operación Jaula, una táctica desarrollada para impedir la fuga de los comandos de ETA tras cometer atentados en el corazón de las ciudades. Pese a desmontar el operativo antes de las 14 horas, no lograron localizar al político fugitivo.
Este método se ha aplicado en años recientes para la captura de diferentes clases de delincuentes. Los Mossos ya recurrieron a este dispositivo en un intento de detener al terrorista de las Ramblas en agosto de 2017, cuando trataba de escapar.
Profesionales de otras fuerzas de seguridad observaron con asombro lo sucedido. «Una farsa deplorable y patética», comenta un alto mando policial. Consideran que sin la colaboración política y de los superiores, lo ocurrido ayer no podría haber sucedido. «¿Tenía un auto detrás del escenario y nadie anticipó una posible huida en él? Es difícil de comprender», señala otro.
Todo el foco se ha dirigido también al Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Casi nadie fuera de Cataluña confiaba en los Mossos, motivo por el cual sorprende la «inacción» o mirar a otro lado de los servicios de inteligencia. Las fuentes internas consultadas están indignadas con que se les acuse. «No nos permiten actuar en nada referente a Cataluña desde hace meses. Es una vergüenza.»
Rueda de prensa
El conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, y la cúpula de los Mossos d’Esquadra hacen una rueda de prensa este viernes para informar sobre las medidas policiales desplegadas el jueves durante la investidura del socialista Salvador Illa, medidas que no lograron prevenir la fuga del expresident Carles Puigdemont.
El Departamento del Interior ha programado una conferencia de prensa para mañana a las 11:00 horas, donde Elena, así como el director general de la policía, Pere Ferrer, el jefe de la comisaría de los Mossos d’Esquadra, Eduard Sallent, y su segunda al mando, la comisaria Rosa Bosch, estarán presentes. Esta rueda de prensa tiene como objetivo esclarecer el procedimiento policial que los Mossos d’Esquadra han llevado a cabo este jueves para asegurar la investidura de Salvador Illa y para la detención del ex presidente catalán Carles Puigdemont, quien recientemente ha anunciado su regreso a Barcelona.
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