Temas cubiertos
Iglesias hizo valer este miércoles sus cinco votos más que nunca y castigó a Yolanda Diaz. De esta forma votaron en contra de uno de los tres decretos económicos del Gobierno que se debatían este martes, precisamente el que afectaba al ministerio de Trabajo dirigido por su excompañera de filas, Yolanda Díaz.
Bajo el argumento de que el Gobierno ha aprobado un recorte en el subsidio por desempleo para mayores de 52 años, los morados forzaron al Gobierno a negociar hasta el último momento. De esta forma, los de Pablo Iglesias consumaron su venganza contra Yolanda Díaz al haber alcanzado un acuerdo sólo para apoyar dos decretos, el Ómnibus y el plan anticrisis, y dar el no al de la vicepresidenta
«Creo que sería muy útil para este país que el Gobierno intentara evitar las negociaciones hasta el último minuto«, decía Belarra en los pasillos del Senado para anunciar su voto en contra de uno de los tres decretos. La líder de Podemos advertía a Sánchez de que «tenemos un problema muy gordo, y es que la mayoría parlamentaria que sostiene al Gobierno tiene grupos de derechas y de izquierdas«. Belarra abría la puerta a que pueda celebrarse un Consejo de Ministros para enmendar el «error» de Díaz y apoyar después el decreto.
Pero esta actuación de Podemos tiene otra lectura: la de la venganza. Díaz e Iglesias se conocen desde hace más de una década. En 2012, cuando todavía no existía Podemos, Iglesias asesoró a la ahora vicepresidenta en una campaña para las elecciones gallegas. Tres años después, ella desembarcó en la formación morada como «una más».
Poco a poco, Díaz logró convertirse en una de las personas de confianza de Iglesias en Podemos pero conforme el partido caía en las encuestas, su relación también se enfriaba.
El punto de inflexión lo marcó el día en el que Iglesias la nombró su sucesora tras su salida del Gobierno, algo que ella no vio con buenos ojos ya que buscaba alejarse de un partido que iba «cuesta abajo y sin frenos».
La «traición definitiva» de Díaz llegó con la creación de Sumar, algo que sentó como un jarro de agua fría a Iglesias. Tras ello, el veto a Irene Montero en las listas y el veto a nombrar a un ministro de Podemos designado por Ione Belarra. Pero este miércoles, los morados se vengaron. «Donde las dan, las toman», aseguraban fuentes de Podemos.
La vicepresidenta sufrió un duro varapalo de los colegas, a los que ninguneó en todo momento para desprenderse del tutelaje de Iglesias, y el choque permanente con Belarra. Una negativa que propició su salida del grupo parlamentario para irse al Grupo Mixto, y que no sólo les está aportando foco mediático sino, también, capacidad de veto a los planes del Gobierno.
La reciente transacción de SDLE marca un nuevo rumbo en el sector de defensa en España.
Un examen de la inestabilidad política y sus implicaciones para el futuro del país