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El fin de Irene Montero: Chalets, ropa de lujo y más de 1000 violadores excarcelados: “Destruyó la igualdad en España y sembró el terror
El Salón de Plenos del Congreso acogió el debate de investidura del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez.
El secretario general del PSOE obtuvo el apoyo de 179 diputados de los 350 del Congreso. «Lo mejor está por venir». Con esa frase en sus redes sociales y una foto en la bancada azul del Congreso acompañada de su inseparable amiga, la todavía ministra de Derechos Sociales en funciones, Ione Belarra, decía este jueves adiós Irene Montero a su paso por la Cámara baja.
Sin haber renovado su acta de diputada tras el veto impuesto por Yolanda Díaz el 23-J y con la certeza de que no repetirá al frente de la cartera de Igualdad, la número dos de Podemos asistió a su último pleno.
Lo hizo para presenciar la sesión de investidura de Pedro Sánchez. Lo hizo como miembro de Ejecutivo, pero sin derecho a voto, y entre sonrisas cómplices con Alberto Núñez Feijóo y críticas al PSOE y a Sumar. Montero, psicóloga de formación y militante de Podemos por vocación desde hace casi una década, ha sido diputada durante las cuatro últimas legislaturas. Desde enero de 2016 hasta el pasado agosto, cuando se disolvieron las Cortes para dar paso a la nueva etapa en la Cámara baja. Siempre en representación de la circunscripción de Madrid.
Rodeada de su equipo cercano, la ministra de Igualdad presenció la sesión en la bancada azul. Desde el mismo lugar donde el miércoles escuchó cómo el presidente del PP afeaba, con ironía, a Sánchez. «Si su Gobierno ha conseguido tantos logros feministas, ¿por qué no va a renovar a su ministra de Igualdad?». Tanto ella como Belarra, ambas con una sonrisa traviesa de antiguas compañeras de facultad, asintieron con la cabeza.
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