Felipe González y Felipe Guerra destrozan al «desleal» Sánchez: «No puede haber amnistía”. Los históricos socialistas claman por un acuerdo entre el PP y el PSOE que aparte a los nacionalistas y a los independentistas de la gobernabilidad del país.
Y atisban la salida del presidente: «Esta situación no durará»
Una declaración de Guerra. El expresidente Felipe González y el exvicepresidente Alfonso Guerra han despachado contra Pedro Sánchez y la deriva de su partido, el PSOE.
Todo ello por abrirse a otorgar una amnistía a los cargos del procés pendientes de juicio para revalidar el Gobierno con los votos de Junts y el resto de partidos independentistas. Si Ferraz expulsó a Nicolás Redondo por opiniones más suaves, aunque en la misma línea, los órganos del PSOE tendrían que expulsar a González y a Guerra ipso facto, si se atreven, tras la brutal agresión política que ambos han propinado al presidente del Gobierno en funciones.
Guerra ha tildado a su secretario general de «desleal» y «disidente» por haber cambiado de opinión respecto a la rebelión secesionista, respecto a gobernar con Podemos y otros tantos ejemplos que ha enumerado en la presentación de su último libro, La rosa y las espinas (La Esfera de los Libros, 2023). Junto a él ha estado sentado el expresidente González, quien ha secundado la indignación de los presentes con Sánchez: «No puede haber amnistía, porque no es aceptable políticamente y no entra en la Constitución. No podemos dejarnos chantajear». Tanto Guerra como González se han declarado defensores del PSOE por sus palabras.
«La amnistía significa la humillación deliberada de la generación de la transición. La amnistía significa la ruptura de la democracia. Significa la condena del 90 % de españoles que votaron la Constitución en 1978. Y que quieren acuerdos entre los paridos que defienden la Constitución. La amnistía es la desaparición de la responsabilidad por lo que hicieron. Es decir, que no delinquieron. Y eso es una criminalización que un demócrata no puede aceptar», ha espetado airadamente el ex número dos de González. Guerra se ha deshecho en amores hacia su país, cuya democracia ve amenazada y a su partido cómplice de la intimidación: «A mí me enseñaron los socialistas a amar España».
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