La legislatura del Gobierno presidido por Pedro Sánchez se ha debilitado tras el espionaje a los independentistas del caso Pegasus.
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Sánchez pide orden a sus ministros para terminar la legislatura con o sin el apoyo directo de ERC. Rechazan despedir a Robles por la crisis de Pegasus. Sin embargo, en su gabinete asumen que «su única lealtad es a la Presidencia» y hará «lo que haga falta» para llegar a 2023.
Sánchez pide orden a sus ministros para terminar la legislatura
El pasado lunes, 2 de mayo, Moncloa convocaba a los periodistas a una rueda de prensa de la ministra Portavoz, Isabel Rodríguez, y del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños.
De esta forma el equipo de Pedro Sánchez ponía en conocimiento la bomba de Pegasus, que hasta ese momento estaba centrada con los independentistas catalanes. Así, días después, acabaría propiciando el conflicto del propio Ejecutivo. La estrategia era precisamente la contraria. Tras sacar adelante sin ERC la convalidación del decreto anticrisis, había que empezar a recomponer lazos comunicativos con los socios de investidura y el primer paso era precisamente colocar el foco del espionaje en Sánchez.
La legislatura de Pedro Sánchez con o sin ERC
El mensaje que quería mandar al hacer público que los teléfonos del presidente y la ministra de Defensa, Margarita Robles, habían sido hackeados era claro. Nosotros también somos víctimas, no verdugos. Hubo discrepancias entre los afectados. Sin embargo, sobre la conveniencia de revelar lo que a todas luces se ha evidenciado como un fallo de seguridad. Desde el departamento de Defensa había «serias dudas» sobre cómo podría acabar afectando a la credibilidad de las instituciones esta filtración. Ahora son evidentes las diferencias de criterio entre Robles y Bolaños. Estas no han hecho más que agrandarse en los días posteriores. El conflicto con ERC también.
«Bajar decibelios»
««Bajar decibelios» es lo que ha pedido Sánchez. Ya en la amplia remodelación del Gobierno que hizo el verano pasado mostró que los ministros u otros cargos que mantienen conflictos malamente disimulados tienen muchas opciones de caer. La relación entre el jefe de Gabinete de Moncloa, Iván Redondo, con la entonces vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y con el ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, era a todas luces mejorable.» De esta forma explican desde El Mundo el conflicto actual en el seno del Gobierno de coalición.