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La ley rider entra este jueves en vigor para regularizar la penosa situación laboral de los miles de repartidores que diariamente recorren las calles del país para entregar mercancías y comida a domicilio bajo el mando de las plataformas digitales.
La ley rider recoge lo pactado en el acuerdo de la Mesa de Diálogo Social y traslada a la normativa lo establecido como jurisprudencia al dictaminar que esta fórmula laboral presume que los repartidores mantienen una relación laboral con las plataformas para las que trabajan, siempre que no actúen como profesionales autónomos, y por lo tanto tienen derecho a conocer el algoritmo de la plataforma.
La ley rider propone, por tanto, un cambio en las reglas del juego para poner coto a las ilegalidades y a la explotación del falso autónomo en las que se basaba el modelo de negocio de las plataformas digitales que han golpeado duramente a un sector en expansión como el del reparto de comida a domicilio, que da empleo a más de 15.000 personas y que resulta fundamental para la operativa de más de 60.000 pequeños negocios.
Las empresas trabajan para mantener sus ingresos en un sector al que cada día entran nuevas plataformas con nuevos formatos laborales al tiempo que los riders éticos ganan popularidad en las principales ciudades.
Dentro de unos meses saldrá la ley del parlamento para efectuar dos ajustes en el Estatuto de los Trabajadores. El primero servirá para concretar la presunción de laboralidad de los repartidores y el segundo para garantizar que los riders conozcan la base del algoritmo con el que trabajan a diario. De esta forma se podrá definir mejor la figura del repartidor.
Los riders éticos trabajan en cooperativas de trabajadores autónomos con sistemas de carácter colaborativo, como La Pájara en Madrid o Mensakas en Barcelona, y su filosofía radica en el compromiso con el medio ambiente, cero contaminación en los transportes y un servicio de entrega justo para el cliente, para la empresa y para el rider.
No debería haber ningún problema para aquellos que se dediquen al sector hostelero. La actividad sigue y, de hecho, vienen nuevas empresas. Hay una necesidad que cubrir y los riders están aquí para ello. Lo que hay que ver es cómo actuar y con qué condiciones, desde las plataformas digitales hasta los clientes deberán asumir un mayor compromiso con los miles y miles de trabajadores que recorren a diario las calles de todo el país.
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