La dirección de Podemos ha sentido el cimbronazo de la renuncia de Pablo Iglesias, fundador del espacio morado, a sus cargos políticos. El nombre del consenso para tomar las riendas del partido recaería en la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra.
Aún no hay una comunicación oficial desde Podemos al respecto. En los proximos días se hará una convocatoria oficial.
Belarra se estaría imponiendo a la otra opción, la ministra de Igualdad Irene Montero y esposa de Iglesias por tener un mayor desgaste entre los electores.
La agrupación no cumplió el objetivo de desbancar a la derecha de la presidencia de la Comunidad de Madrid pero ha subido su participación en el Congreso madrileño de siete a diez diputados aunque lejos de las otras opciones de centro e izquierda como el PSOE o Más Madrid.
Aún no se determinó si serán las bases las que elijan un secretario general o habra necesidad de un congreso extraordinario para renovar todos los órganos de dirección. De ser así se trataría de la cuarta versión de Vistalegre, siendo que el último congreso se dio hace apenas un año. El gran reto sería movilizar a los inscritos y afiliados del partido debido a que en el congreso virtual de 2020, apenas votaron 60.000 personas, tres veces menor al momento en que Iglesias se impuso a Íñigo Errejón, hoy en Más Madrid.
La probable nueva secretaria general de Podemos compartirá liderazgo con la actual vicepresidenta tercera del Gobierno, Yolanda Díaz, señalada como la candidata de Unidas Podemos para las próximas elecciones generales. Su función sería dedicarse plenamente a la remodelación del partido que tiene una implantación territorial muy mermada tras los últimos fracasos electorales y las fracturas internas en varios territorios. A pesar de ello, la formación morada esta presente en 14 de los 19 parlamentos autonómicos.
Belarra en 2017 fue nombrada portavoz adjunta de Unidas Podemos en el Congreso, y el año pasado Iglesias la designó secretaria de Estado de Agenda 2030. Ante la renuncia del líder morado como vicepresidente segundo del Gobierno provocó que la oriunda de Pamplona con 33 años asuma la cartera de Derechos Sociales como ministra.
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Un examen de la inestabilidad política y sus implicaciones para el futuro del país