En la sesión de control de cada miércoles, Pedro Sánchez ha declarado que la llegada de turistas internacionales a España en el periodo de Semana Santa, cumple con las recomendaciones de la UE, a pesar de que los ciudadanos mantengan los límites de la movilidad que les impiden salir de sus comunidades o ir a otras.
El presidente ha defendido en el Congreso la fórmula que permite que España esté abierta a los turistas, pero se mantenga cerrada para los nacionales, pue asegura que es «Coherente y consecuente con las recomendaciones de la Unión Europea».
A pesar de que la Comisión ya le ha mostrado sus dudas.
Sánchez ha subrayado que España solo ha seguido los consejos de la Comisión Europea, la cual señala que: «Se mantienen abiertas las fronteras para viajes intracomunitarios evitando los no esenciales», ya desde Bruselas consideran que «el cierre de fronteras no garantizaba la no propagación del virus».
El líder del Ejecutivo ha insistido en que el Gobierno «Hace lo que tenemos que hacer, que es aplicar controles para asegurarnos de que no habrá importación de casos». » Se mantienen las fronteras abiertas, se exige PCR 72 horas antes y que aquellos que vengan a España tienen las mismas restricciones que los españoles».
Además ha recalcado que la responsabilidad recae en las propias Comunidades Autónomas, quienes marcan las restricciones dentro de sus regiones o territorios, en función del número de contagios registrados.
Todas estas declaraciones han sido una respuesta al portavoz del PNV, Aitor Esteban, quien ha afirmado que :
«La política de movilidad interior y exterior que ha diseñado el Gobierno de coalición para estas fechas no sólo es incoherente sino que, además, provoca perplejidad y sentimientos de discriminación entre la población que pueden derivar en frustración».
Esteban ha señalado que Bruselas ha pedido a España que sea «coherente», ya que según su opinión: «Es la única manera de que haya credibilidad y de que haya convencimiento a la hora de cumplir las normas».
Además ha puesto de ejemplo el endurecimiento de la medidas que se ha producido tanto en Berlín como en París, mientras en España «Se está dispuesto a recibir vuelos fletados uno detrás de otro de estos orígenes, sin control efectivo alguno en los aeropuertos», ya que a los turistas «No se les pide ni la tarjeta de embarque».
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