Algunas administraciones socialistas se unen a la petición de declaración de zona catastrófica, causada por el temporal Filomena. El Gobierno, por su parte, abre la puerta a un plan de ayudas.
Algunas administraciones socialistas se unen a la petición para la declaración de zona catastrófica.
El temporal Filomena ha causado un gran daño en varias regiones españolas, lo que hace que aumente la presión sobre el Gobierno central.
Es el caso del Gobierno de Castilla-La Mancha, cuyo presidente Emiliano García-Page, está estudiando solicitar, formalmente, la declaración de zona catastrófica.
A esta petición se unen administraciones locales socialista de Madrid. Todas ellas ven necesario invocar el reconocimiento de «zona catastrófica».
El Gobierno central se mantiene en su posición negativa, aunque se abre a un proceso de ayudas a los afectados por el temporal. Estas posibles ayudas llegarían cuando se supere la fase crítica de respuesta, aún en curso.
El ministro del Interior, Grande-Marlaska, reiteró que «el gobierno no necesita solicitudes de declaración de zonas catastróficas», pues el Sistema Nacional de Protección Civil está «trabajando y evaluando los daños que se puedan objetivar».
Si el temporal Filomena ha incidido en alguna región en especial, ésa ha sido Madrid. La nevada histórica que sufrió la región ha provocado innumerables daños.
Tanto es así, que la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, afirmó que apoyaría a cualquier municipio madrileño que solicitara la declaración de zona catastrófica.
La propia Comunidad de Madrid comenzó este pasado martes con la campaña de inspecciones en edificios municipales y viviendas privadas para calcular los daños del temporal.
El Ejecutivo madrileño ya habla de daños millonarios. Esto hace pensar que la mayoría de municipios madrileños se acogerán a la petición de declaración de zona catastrófica para intentar paliar el coste de reparación de los daños.
El protocolo de zoos y la difícil decisión de abatir a un leopardo persa en Cantabria
La detención de Óscar Sánchez Gil revela conexiones sorprendentes con el crimen organizado.