El ocio nocturno tendrá que esperar: las discotecas no reabren en Cataluña.
Cataluña no reabre las discotecas y los locales de ocio nocturno. Aunque esta misma semana se había anunciado que a partir del miércoles podrían abrir (con estrictas medidas de seguridad, cerrando a las 3 y sin pista de baile) la Generalitat se ha echado atrás por el repunte de casos en los últimos días.
La celebración del sector por la noticia ha durado menos de 72 horas.
Cataluña no reabre discotecas
Batacazo para el ocio nocturno: después de anunciar que en Cataluña las discotecas podrían reabrir, la Generalitat se echa hacia atrás y recula en su decisión por la aparente subida de contagios que se ha dado en el territorio: «El índice de rebrote ha subido y los indicadores de los próximos días indican que podrían seguir subiendo», ha afirmado Salud.
La decisión ha sido tomada por la consejera de Salud, Alba Vergés, y el secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimón, que han comunicado los resultados de su reunión al Govern catalán, que ha apoyado la medida. La reapertura de discotecas y locales de ocio nocturno divide a los expertos y sanitarios: algunos apoyan la reapertura porque consideran que ayudaría a que se frenaran las reuniones callejeras y botellones donde no se cumple con ninguna medida de prevención, y otros creen que subirían considerablemente los contagios porque los asistentes estarían bebiendo sin mascarilla en un espacio cerrado.
El Diario Oficial de la Generalitat de Catalunya no publicó nunca la decisión de reabrir, pero el Govern sí lo había anunciado. Para abrir los locales se exigía que los asistentes acudieran con mascarilla, tuvieran a su disposición gel hidroalcohólico, en lugar de la pista hubiera mesas y sillas y se cerrase a las 3. Aunque el sector espera con ansia la noticia, parece que la situación epidemiológica que sufre Cataluña-y el resto de España– no permitirá que el ocio nocturno vuelva pronto, al menos tal y como lo conocíamos antes de la pandemia. Tocará tener paciencia y reinventarse o asumir pérdidas incalculables de las que los empresarios se quejan exigiendo soluciones más allá del cierre.