Con la llegada del calor, las Administraciones empiezan a estudiar la mejor forma de evitar que el Coronavirus haga estragos en las zonas preferidas por el turismo de masas. El Gobierno ya ha planteado sus propuestas por el regreso a las playas, entre las que se incluyen la limitación de aforo, la desinfección diaria de duchas y mobiliario urbano y los paseos restringidos a ciertas horas del día.
Según el borrador presentado, la distancia recomendada entre bañistas es de dos metros y se medirá entre toallas y sombrillas, no entre personas, aunque especifica que, debido a que el virus puede ser transmitido por el viento, se podría aumentar esta distancia de seguridad en los lugares en los que habitualmente sople con más fuerza.
Se pretende eliminar la entrada en masa a la arena, además de no recomendar la realización de deportes colectivos ni las reuniones de más de 10 personas que no convivan en la misma casa.
Tampoco se considera instalar infraestructuras para el juego o el deporte. La idea del Gobierno es limitar la movilidad mediante franjas horarias para pasear por la orilla, y recomienda las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde. Hace especial hincapié en las desinfecciones diarias de duchas y todo el mobiliario urbano incluyendo las pasarelas de madera.
También se indica en el documento la recomendación de abrir tan sólo las playas que cuenten con una calidad de agua calificada por el Ministerio de Sanidad como “excelente” o “buena”, pero, como en España son la mayoría, a esta propuesta no se le concedería tanta importancia. Al contrario que en Italia, donde se han planteado la instalación de mamparas acristaladas, en España se descarta la instalación de separadores y se apuesta por métodos para marcar distancias como en Vélez, Málaga, donde tienen intención de utilizar un tractor con un rodillo que crea cuadrículas de unos 2,5 metros de lado cada una.
En Lloret del Mar, Girona, dividirán las playas por grupos sociales, es decir, diferentes zonas para los mayores de 65 años que son los más vulnerables, las familias con niños que necesitarán más espacio y por último los adultos en general. En Sanxenxo, Pontevedra, una de las zonas más turísticas de Galicia, el Ayuntamiento presentó su proyecto sin esperar a las instrucciones del Gobierno para “garantizar la máxima seguridad sanitaria” en su playa más importante.
El plan consiste en dividir el arenal de Silgar en 780 parcelas de nueve metros cuadrados cada una, marcadas con estacas de madera unidas por cuerdas y separadas entre sí por una distancia de metro y medio entre ellas. El alcalde, Telmo Martín, proclama que desea que “sus visitantes se sientan tan seguros y tan bien atendidos como en sus casas”, y compara el funcionamiento de la playa con un teatro. Cada persona o grupo tendrá un acceso numerado y trabajadores municipales ejercerán de acomodadores.
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