Rey herencia renuncia Juan Carlos I
Felipe VI, Rey de España, declara en un comunicado oficial su renuncia a la herencia de su padre. Además, Juan Carlos I no recibirá más dinero por su rol como rey emérito. La última noticia sobre los Reyes, después de haberse sometido a la prueba del Coronavirus.
Este domingo Felipe VI comunicó su renuncia a su herencia económica. Además, el rey emérito Juan Carlos dejará de recibir la asignación prevista en los presupuestos de la Casa del Rey: 194.232 euros anuales.
El comunicado oficial declara también que el Rey prescindirá de «cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad puedan no estar en consonancia con la legalidad o con los criterios de rectitud e integridad».
Una noticia singular que se da en un momento en el cual se investigan un supuesto pago irregular por unos 100 millones de dólares de Arabia Saudita que habría recibido Juan Carlos I en 2008. Un pequeño terremoto en la Zarzuela por la difusión de informaciones acerca de la participación del Rey emérito en fundaciones, como la Zagatka y Lucum investigada por la Fiscalía Anticorrupción suiza, que se financian con fondos opacos. Felipe VI desconocía su supuesta designación como beneficiario, en el caso del fallecimiento de su padre, de los fondos de la Fundación Zagatka. Una organización que es de propiedad de Álvaro de Orleans, primo de Juan Carlos I.
En cambio, el Rey admite que conoció hace ya un año la noticia que le señalaba como segundo beneficiario de los fondos de la Fundación Lucum en Panamá. Una fundación vinculada a su padre y que aparece como titular de la cuenta bancaria que recibió la hipotética donación de 65 millones de euros de Arabia Saudí al rey emérito. Sin embargo, Felipe VI aclaró todas las gestiones realizadas desde entonces para dejar clara su desvinculación de la misma.
Con esta decisión de renuncia Felipe VI se desvincula de cualquier negocio de su padre. La razón de esta decisión sin precedentes, revelada por la Casa real, se encuentra en el discurso de proclamación del Rey de 2014. La Corona debe «preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente.»
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