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Cuando hablamos de industria siempre hay que recordar que hay una gran cantidad de sectores con unas necesidades muy distintas, de manera que los pavimentos industriales deben ser diferentes y adaptarse a estas particularidades.
No tiene nada que ver el suelo de una fábrica de componentes electrónicos con el de una planta química, y la automatización hace necesario que cuando se reforma un pavimento o se ejecuta uno nuevo se tenga en cuenta el futuro.
Podemos comenzar hablando de los almacenes, en los cuales hay máquinas que no paran de moverse. Ahora son elevadores y carretillas, aunque cada vez se ven más maquinarias AGV (sistema automático de guiado) que funcionan sin intervención humana.
Para que las máquinas hagan bien su trabajo hay dos requisitos: la planeidad y la nivelación, las cuales no siempre se consiguen cuando el almacén tiene varios cientos de metros cuadrados.
La planeidad está relacionada con que no haya baches, ondulaciones o bultos, lo que permite que las máquinas trabajen mejor y de una manera más eficiente, mientras que la nivelación se refiere a la horizontalidad total del pavimento, algo que también influye en el trabajo de estas máquinas, en especial de las AGV.
Un suelo que no es horizontal hará que se pierda espacio de almacenaje, el cual puede ir de unos pocos cm a varios metros, por lo que en los extremos no se podrán poner todas las estanterías necesarias, teniendo que reducir su altura.
Si en los almacenes es importante que los suelos sean horizontales, en la industria química y en la alimentaria estos deben resistir a las sustancias químicas y a los choques térmicos que se producen cuando se limpian.
Aquí la higienización es fundamental, la cual se hace con vapor a altas temperaturas o con productos muy agresivos que el suelo tiene que resistir sin resentirse lo más mínimo, al igual que debe permanecer como si nada hubiese pasado ante los derrames de productos que pueden ser muy ácidos.
Por supuesto, la facilidad de limpieza es crucial: impiden que la suciedad se quede pegada a esta clase de suelo, y también son impermeables para que los líquidos no se impregnen en él.
En las actividades relacionadas con la sanidad y también en varios sectores industriales (en los que se emplea mucho) el suelo de resina epoxi es de los preferidos.
Existen varios aditivos que se le pueden añadir, de manera que podemos decir que el pavimento de este material se fabrica casi a la carta, dependiendo de lo que se necesite en cada lugar de trabajo.
Así, agregando distintos tipos de sílice, se consigue que sea antideslizante, lo que impide las caídas del personal, de los empleados o de los pacientes en el caso de los hospitales y las residencias.
Su higienización no puede ser más sencilla, ya que la suciedad no se pega a la resina. Además, a esto ayuda el que no tenga juntas al tratarse de un suelo continuo.
También destaca porque es muy estético, por lo que si se instala en un sitio en donde hay un trasiego frecuente de clientes se puede personalizar con los colores de la empresa, con los logotipos, etc.
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