Meteorólogos explican que tanto funcionaría el 'bombardeo de nubes' como estrategia para aumentar el nivel de embalses en Bogotá, Colombia.
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Colombia trae a colación bombardeo de nubes en Bogotá, durante crisis de desabastecimiento de agua en 1984, para intentar solución de nivel de embalses bajos.
Bombardeo de nubes en Bogotá, Colombia
El bajo nivel de los embalses en Bogotá ha generado una situación de alerta en las autoridades, con el alcalde Carlos Fernando Galán ordenando un racionamiento de agua en toda la ciudad, salvo en la localidad de Usme, con el fin de preservar el recurso hídrico.
La gerente del Acueducto, Natasha Avendaño, advirtió que solo hay agua disponible para los próximos 54 días.
Recordando la crisis de 1984
En medio de esta problemática, se ha traído a colación la crisis del agua que vivió la capital colombiana en 1984, cuando los niveles de los embalses también descendieron significativamente.
En ese entonces, los expertos consideraron la posibilidad del «bombardeo de nubes», una técnica propuesta por el químico y meteorólogo estadounidense Vincent Joseph Schaefer.
Dudas sobre la efectividad del método
El meteorólogo Max Henríquez Daza, consultado en aquel entonces sobre la viabilidad del experimento, expresó dudas sobre su efectividad en Bogotá.
A pesar de que el Acueducto afirma que la técnica funcionó y produjo 13 millones de metros cúbicos de agua sobre los embalses, Henríquez argumenta que la lluvia que solucionó la crisis fue de origen natural, no inducida por el bombardeo de nubes.
Henríquez señala que el método del bombardeo de nubes no fue adecuadamente evaluado para las condiciones de Bogotá.
También, asegura que además generó efectos negativos como la contaminación de zonas agrícolas cercanas a los embalses debido a la caída de yoduro de plata.
Considera que la inversión realizada en esta técnica fue desperdiciada y que su implementación fue más una «solución política» que técnica o científica.
El meteorólogo advierte sobre la importancia de estudiar adecuadamente las condiciones antes de considerar el bombardeo de nubes como una solución para el desabastecimiento de agua.
Sugiere que en vez de actuar al final de la sequía, se debería considerar en la mitad del fenómeno de El Niño.
Además, advierte sobre un panorama poco esperanzador para el país en futuras crisis de abastecimiento de agua y energía eléctrica.