La intervención de ciertas personalidades públicas sobre la idea de bombardear el volcán de La Palma hace que nos preguntemos si funcionaría.
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¿Podríamos estar ante una posibilidad de bombardear el volcán de La Palma para desencallar la situación que vive la isla?
¿Sirve de algo bombardear el volcán de La Palma?
El propio presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, sugirió la posibilidad de bombardear el volcán de La Palma, asegurando que “desde el punto de vista tecnológico, hay que probarlo”.
Surgen muchas preguntas evidentes, pero una lo sobrevuela todo: ¿qué tal fue la experiencia las veces que se intentó antes?
¿Cómo se podría bombardear el volcán de La Palma?
Si nos fijamos en la trayectoria histórica de estos intentos de neutralización, ningún método probado hasta ahora ha impedido que un volcán en erupción desencadene una crisis.
Si el volcán sigue escupiendo roca fundida, todas las contramedidas -por muy impresionantes que sean desde el punto de vista tecnológico- acabarán siendo superadas. «Se pueden retrasar las cosas», dice Tobias Dürig, vulcanólogo de la Universidad de Islandia. «Pero al final, el volcán gana».
Con todo, la vulcanóloga Amy Donovan, de de la Universidad de Cambridge, asegura que bombardear un volcán no es un esfuerzo del todo inútil. Cambiar o desviar los flujos de lava «puede hacernos ganar tiempo para las evacuaciones», dice. «Puede ganar tiempo para que la gente recoja sus pertenencias».
¿Puede ser útil bombardear el volcán de La Palma?
Entonces, ¿pueden o no ser útiles los bombardeos estratégicos durante una erupción para proteger a personas y lugares? Como sucede con muchas otras cosas en la vida, la respuesta es complicada. Este llamativo método de mitigación de catástrofes puede funcionar, pero solo si se cumplen algunas condiciones muy específicas. Y algunas de ellas dependen de la suerte.
En La Palma, donde la concentración de dióxido de azufre desde que se inició la erupción volcánica ha superado dos veces el umbral máximo que fija la Unión Europea para declarar la alerta por la presencia de este gas en la atmósfera, la superficie arrasada por las coladas ya cubre 800 hectáreas de terreno. Si la operación del Etna de 1992 fue exitosa, ¿por qué no se plantea para España?